Al fondo de una bodega abandonada, lejos de cualquier comunidad, aquella propiedad privada donde antes pudo haber sido almacenada una avioneta, un hombre colgaba de brazos mientras era golpeado por un musculoso y fornido matón a sueldo que era contratado para los trabajos sucios y en ese momento se estaba encargando de un apostador compulsivo, debía más de un millón en apuestas clandestinas.
Horacio era un mafioso conocido por tener varias casas de apuestas, burdeles, tráfico humano y últimamente incursionado en el tráfico de armamento, llevando peleas con antiguos clanes de mafias, que por años han movido los hilos en la ciudad con los altos mandos del gobierno.
— Ya vendí todos mis negocios para pagarte— dijo Iván, con sangre en su boca.
— Sí, pero sacaste otro préstamo — dijo su verdugo propinado otro golpe.
Después de desmayarse por el dolor, fue encerrado en una celda improvisada. Dos días después, cuando hubo sanado un poco, el verdugo volvió a sacarlo a rastras de la celda, ahora sentándolo en una silla de tortura.
Le amarro las extremidades y la boca, esta vez no le darían oportunidad de hablar. Le dieron la primera descarga eléctrica, mientras Horacio miraba con el ceño fruncido.
Mientras Iván jadeaba, después de la primera carga eléctrica, vio con impotencia al capo de la mafia.
— ¿Quieres hablar? — Iván agitó inmediatamente la cabeza, le quitaron la mordaza.
— Mi sobrina, ella es virgen y bella. Puedes subastarla mientras consigo el dinero restante.
Horacio se rascó la barbilla mientras pensaba en lo que le habían dicho. Hacía mucho tiempo que él no estaba con una virgen, solo con las putas de su burdel.
"Su virginidad podía valer mucho dinero"— pensó
— ¡Traédmela!
— Hay un problema, hasta que ella cumpla 18 años te la puedo entregar, ese día me darán un dinero con el que te pagaré.
Horacio caminó hacia él con rapidez, agarrando la máquina de choques.
— ¿Crees que soy un imbécil?
— ¡Espera! ¡Espera! Tres meses, en tres meses, ella cumple 18, yo mismo te la traeré, con el resto del dinero
Tras pensar un momento y con mejor humor, Horacio le aventó el control al verdugo y empezó a caminar a la salida.
— Dale de comer y suéltalo, tienes 3 meses o iré por tu familia.
*Actualidad, dos meses antes: Florería Quintero
—Amiga ya cierra el local, ¡vamos!, están las chicas en el café— Daniela jalaba de la mano a su mejor amiga desde el otro lado del mostrador. Su despampanante busto saltaba mientras jaloneaba a su amiga.
— Dani espera, faltan 15 minutos
— Está Richi ahí, está preguntando por ti
— A mí no me gusta Ricardo, amiga, es un mujeriego y presumido
— Si amiga, pero un chico como él podría sacarte de con los idiotas de tus tíos (esto último lo susurro)
— Espérame en el café, diles que ya voy, nomas me arreglo un poco.
— Haya te veo Vale, no me quedes mal.
Valeria sabia que era cierto, él era su única esperanza para escapar de sus tíos.
Lamentablemente, aún era muy joven como para escaparse. Faltaban cinco meses para cumplir la mayoría de edad y según su tío, ya la tenía prometida a un hombre rico, que los ayudaría a salvar la florería.
Las florerías hubieran estado en pie, de no ser por las apuestas de su tío y la vida de ricos que su tía y su prima Mariana se daban.
Ella Desconocía las razones de porque las Florerías habían quedado en quiebra, solo escuchaba a su tío decir que su papá había dejado muchas deudas
Ella la habían dejado dormir en un cuarto que solo media dos por dos y que poco a poco había decorado con la ayuda de su amiga, ya que ella le conseguía el material, sabía que no podía tener muchos objetos de valor por el hecho que Mariana suele robarle sus cosas.
Lo que ella ganaba de su trabajo, no podía usar ni un solo peso, ya que ella trabajaba para pagar sus estudios y su comida, ya que "sus padres" no habían dejado dinero para su manutención.
Sacudió su vestido floreado y acomodo su cabellera ondulada; sonó la campanilla de entrada del local.
—Buenas tardes, en que puedo servirle —dijo desde atrás del mostrador.
Un señor, de traje y un sombrerito extraño entro al local, parecía ser un chofer de esa gente adinerada.
—Buenas tardes, señorita, busco un ramo de flores.
—Claro que sí, tengo estos de aquí ya preparados, ¿es para su novia o su esposa?
—No, señorita, es un pedido para mi jefe, tiene algo más... Más llamativo.
—Puedo personalizarle de manera especial, ¿es para la novia de su jefe, o para su madre, quizás? Le pregunto por qué las flores tienen un significado diferente. Y no queremos envíales las equivocadas, ¿cierto?
—Tiene razón, la señorita es una candidata a matrimonio, no la conoce aún, pero queremos que quede bien con ella y sus padres.
—¿Matrimonio forzado?
—¡Matrimonio arreglado! —la corrigió el chofer.
—Permítame tantito, le preparé uno de inmediato.
Camine al taller que tenía por detrás, abrí el diario de mi padre y busque las flores que quería, arregle con facilidad el ramo, era grande, hermoso, extravagantes a los normales que preparo normalmente.
Espero que el matrimonio arreglado de su joven jefe, sea grato. Por lo que yo sabía, mi futuro esposo tiene 53 años y de haber sido por mi tío, él me hubiera casado ya, pero aún soy menor de edad. Solo me toca enfrentar mi destino.
— Wow—dijo el señor—. Es precioso, justo lo que me imagine
Le entregue el ramo y le cobre a la tarjeta negra que me entrego, lo vi partir con el bello ramo en sus brazos.
Cambie el letrero a cerrado y puse un labial rosado pálido en mis labios, no me maquillaba, había heredado las pecas de mi madre y era un distintivo que amaba.
Me aseguré de cerrar bien y Salí a buscar a mi amiga al café, Dani se convirtió mi mejor amiga desde la secundaria, desde entonces ella es como una hermana mayor para mí, ella se asegura que yo no use ropa rota y que tenga algún brillo en mi bolsa. Ya que Mariana suele robar o estropear las poquitas cosas que tengo. Mariana, siempre me quito mi ropa cuando pequeña y claro me acusaba de ser yo la ladrona.