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Silvia Punto de Vista Una de las cosas de mi próxima exposición en la galería era que me distraía de todos los sentimientos que tenía por ver a Gerard, sobre todo después de que hubiese salido corriendo como si le ardiera el pelo la tarde en la que me había puesto el body especial para él. Ahora que la noche de la exhibición había llegado, era un manojo de nervios. Sentía que toda mi carrera dependía de cómo fueran las cosas esta noche. ¿Y si no venía nadie? ¿Y si todo el mundo venía y decidía que yo era un fraude? ¿Y si los críticos criticaban mi obra? Me hundí en la cama sin poder vestirme porque los nervios me abrumaban. El pitido de una notificación en mi teléfono me sacó de mi miseria. Era un mensaje de Gerard. Te recojo en 30 minutos. Prepárate. No podía decidir si era mejor o pe