—¿Sí?— Min atendió a su llamado.— ¿Sucedió algo?— Lujan bufó al aire burlón.
—Oye mocoso, hijo de puta, ¿Quién mierda te crees para pasar por alto mi autoridad?— El más bajo abrió la boca entre asombrado y sorprendido por aquellas tremendas palabrotas.
—Lo siento.— mencionó agachando la cabeza.— ¿Podrías perdonarme la vida y dejarme ir?— él jugaba con sus manos, no quería problemas, ¡j***r, no quería ser expulsado de otra escuela!
—Sólo lo dejaré pasar por ésta vez porque se ve que eres nuevo y no sabes quién manda aquí.— él rodó los ojos.— Y te doy siete segundos para que desaparezcas de mi vista.— le encantaba poner regímenes de tiempo.
Min lo escuchó y se fue corriendo.— Lo dejaste ir.- uno de sus amigos le increpó.
—Nos hubiéramos divertido con él.
—Lástima que seas un idiota.— mencionó Lujan.— ¿No ves que ese imbécil volverá a meter la pata?
—¿Con que intentas jugar al gato y al ratón?
—Exacto.— se rio sonoramente.— Ahora vámonos a clases que necesito dormir un par de horas.