Capítulo 4

1212 Words
ANYA No tuve otra opción que regresar a mi habitación frustrada, pero aterrada, solo de pensar que ese maldito vuelva a poner sus manos sobre mí, me hacía temblar de pies a cabeza, y no de una manera agradable. Cerré la puerta de golpe y fui al baño, a darme una ducha y enjuagar mi boca, para quitar todo rastro de su asqueroso aroma. Una vez que termine de ducharme, vestí y me fui directo a mi cama. No quería saber nada de nada, solo meterme debajo de las mantas y cerrar los ojos, no abrirlos hasta que está pesadilla haya pasado, pero sabía que eso era imposible. Debía obedecer su orden, si no quería que me fuera peor. Suspiré derrotada y abrí el pequeño cajón de mi mesita de noche y saque mi celular; necesitaba hablar con alguien aunque no me desahogará, y la única persona correcta era mi prima. Narkissa siempre ha estado para mí, en los momentos trágicos y no tan trágicos. Seleccionó el contacto y automáticamente la llamada procede, no tarda ni tres segundos cuando ya tengo a Kissa en la bocina lanzando una ráfaga de preguntas inquietantes. -Anya, ¿todo bien? ¿Cómo estás? ¿Por qué has tardado en llamarme? Suspiro nuevamente, no quería preocuparla, pero necesitaba de ella. Hablar con Narkissa, en cierta parte me ayudaba en algo, aparte para no sentirme sola. -Respira mujer, te va a dar un ataque - traté de bromear, hacer un lado lo malo y hacerle notar que todo marchaba bien, aún sin estar nada bien. Refunfuño contra la bocina -Todo está bien, no te preocupes. -Eso espero, la última vez dijiste lo mismo y ese maldito casi te mata a golpes. No vuelvas a guardarte cosas así, Anya -odiaba ponerla en esta situación, que se preocupara por mí y no pudiera llevar su vida calmada por estar pensando todo el tiempo en sí seguía viva, o que era de mí -A la próxima no me detendré y le diré a Vladi, él debe saberlo, sé que si está enterado hará de todo por sacarte de allí. -No quiero que se metan en problemas, y menos Vladímir, él podría ocasionar una guerra entre dos mafias rusas y mi primo necesita tenerlos de su lado. -A Vladi le vale una mierda la Bratva, y ahora con más razón... -suspiro y se tomó unos segundos para proseguir -Ahora que ya no está él... -murmuro lamentablemente. Mi prima estaba sufriendo por el hombre que amaba, lo había perdido sin haberlo tenido. Me dolía verla y escucharla de esta manera, no había palabras para reconfortarla por una perdida. -Lo siento, Kissa, sé que lo amaste mucho. -No, lo sigo haciendo -respondió de inmediato -Y así va a hacer por el resto de mi vida. Él no está muerto, yo lo sé. Ella quería seguir creyendo que él seguía con vida, aún después de que lo habían dado por muerto, pues su cuerpo nunca apareció de ninguna forma. -Kissa, sé que esto te dolerá escucharlo -no quería sonar dura, muchas veces quise hacerle entender que no era correspondida y que no insistiera por un cariño nunca iba a tener respuesta, ahora debía decirle que se hiciera la idea de que él ya no volvería -Debes dejarlo ir, ahora será para siempre. No puedes vivir de recuerdos y con la idea de que regresará y estará contigo, porque sabemos muy bien que aunque él esté vivo, nunca habrá un espacio en su vida para ti. Dolía para ella, lo sé muy bien, yo más que nadie sabía lo que había sufrido por ese amor no correspondido. -Para ti es fácil decirlo, jamás has estado enamorada -dijo en un tono alterado. -Quizá tengas razón en eso, pero no puedo continuar viéndote sufrir por un hombre que nunca te quiso, como tú lo merecías y que nunca te valoró. -Dante es el amor de mi vida, ya debiste de haberlo entendido. Él y yo tuvimos una historia, una que no se puede olvidar y ni mucho menos borrar, aunque el mundo se acabase. Eso me había quedado más que claro, pero toda esa fantasía solo vivía en su cabecita. -De todas maneras él ya está muerto, lleva meses desaparecido, sé que suena duro; sin embargo, debes de aceptarlo. Resopla en la bocina, y por un instante pienso va a concluir la llamada; sin embargo, no llega a terminarla. Creo que lo mejor es no seguir por ese terreno, Narkissa no permitía que nadie hablara de su amor no aceptado con Dante, y que le hicieran ver qué no era como ella creía. -Sé que Dante sigue vivo, y no hay nadie que pueda hacerme cambiar de opinión, sé que volverá. -No quiero que discutamos, sabes que te quiero y nos necesitamos ambas -intento apaciguar el momento, cuando peleábamos siempre era por temas como este y había querido estropear nuestra relación por un hombre, y menos por uno que nunca le dio un lugar en su vida -Lo siento, no debí decir esas cosas. -No, discúlpame tú a mí -añadió Kissa -Ahora cuéntame qué ha pasado, ¿cuándo tienes tiempo para que nos veamos? No podía contarle lo que Sergei me había pedido que hiciera, se volvería loca y ella si comenzaría una guerra, una que acabaría con la organización de Vladímir. La Bratva era el grupo más peligroso de todo el mundo, pues estaban unidos con los asesinos más sanguinarios y buscados por las organizaciones contrarias, y temía por mi familia, ya que mis primos era la única familia que me quedaba. Hablamos de todo un poco, omitiendo lo del asunto del embarazo, sé que tarde o temprano debía hablarlo con ella y decirle, pero prefería hacerlo, ya que estuviera embarazada, puesto que de esa manera Kissa se detendría en no ocasionar un lío enorme. Media más tarde finalice la llamada, me fui a preparar para luego salir e ir a visitar a mi ginecóloga. Le dejé dicho a Kissa que la vería después de salir de consulta, me preguntó la razón de mi visita con el médico, pero solo le dejé dicho que solo era chequeo de rutina, con eso no insistió; sin embargo, eso no la iba a dejar tranquila. Ya lista, salgo y me voy en dirección mi auto para subirme; Akim, mi chófer ya debe de estarme esperando afuera, pues le avisé antes de subir a la habitación, que alistará el coche. Lo más extraño es que no mire a Akim esperándome por ningún lado, ¿dónde se había metido? Me acerqué más al auto y me di cuenta de que ya estaba encendido, era probable que Akim ya estuviera arriba esperándome. Pero era algo extraño, él nunca hacía eso, siempre esperaba a que yo abordará luego de abrirme la puerta. No le tome importancia a ese pequeño detalle y nomás abrí la puerta y me introduje en el asiento trasero del auto. -Akim... -lo nombré al momento que me acomode en el asiento, pero me quedé congelada en el instante que mi chófer se giró y me miró. No era Akim, se trataba de otro hombre que estaba en su lugar. Alguien más joven, más guapo y... Y con esa intensa mirada que me dejó hechizada y perdida en su verde claro.
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