Alaia —Perfecto. Ahora comencemos. Mi respiración era irregular y agitada. Podía escuchar mi sangre corriendo por mis oídos y oler mis jugos que corrían libremente por mis muslos. Xander tenía razón; tener los ojos vendados había hecho que todos mis otros sentidos compensarán la pérdida de la vista. Sentí que Xander se movía para pararse directamente detrás de mí. Tenía tantas ganas de que me tocara. —Abre tus piernas; sólo un poco más. Hice lo que me dijo y mis piernas estaban separadas al ancho de los hombros. —Perfecto. Eres tan buena chica. ¿Quieres que papi te toque, bebé? —Sí, por favor, papi. Sentí los dedos de Xander pasar suavemente a lo largo de mi cadera derecha. El contacto hizo que las habituales chispas se dispararon a través de mi centro, pero debido al contacto pie