Fuego en ámbar

Victoria Romanov —Irás a Rusia como la nueva cabecilla de los Romanov. Esas fueron las primeras palabras de mi padre, las mismas que me dejaron con la boca abierta al no creer lo que había dicho… —¿Es un chiste? —su semblante endureció, reluciendo el despiadado ser que habitaba en él. No era un chiste—. Papá, sabes que ha sido mi sueño ocupar ese lugar, pero ¿por qué ahora si no querías que volviese todavía? —su semblante se suavizó al soltar un pesado suspiro y eso solo significaba una cosa: mamá. —Vicky, ven aquí —palmeó sus piernas, me senté en ellas y rodeé su cuello con mis brazos en tanto los suyos envolvieron mi cintura—. Significas mucho para mí, esta familia lo es todo para mí y sabes que primero están ustedes que la mafia, pero ahora tu madre necesita de nosotros y yo no tengo el corazón para dejarla sola d-después de lo ocurrido —en cuanto su voz se quebró con la mención del hecho, lo abracé fuerte dándole el consuelo que necesitaba. Sin duda alguna Nicolay Romanov tiene el corazón más grande y bello de todos cuando se trata de su familia pues, así como podía usar sus grandes manos para destrozar la cabeza de alguien, también daba refugio a aquellos que le importaba. Sin embargo, el secuestro de mi madre hace meses marcó a toda la familia y ella, quien es el motor de nuestras vidas, debió vivir un infierno donde casi termina muerta, por no decir que la perdimos durante un tiempo ya que el trauma la dejó en un estado de shock que ninguno desearía recordar. Jamás creí ver tan deplorable a la dueña del inframundo, pero solo de recordar cómo la encontramos, las heridas abiertas que incluso mostraban sus fracturadas costillas, el pulso apenas latente y la muerte sosteniéndola en brazos, además de que (en cuanto se recuperó físicamente) su estado mental y emocional quedaron destruidos. Esto al día de hoy nos produce pesadillas y a su vez me hace preguntarme ¿cómo hizo para salir de esa condición, siendo hoy mucho más fuerte que antes? La verdad, no lo sé, pero ella es un ejemplo de admiración y más porque su historia de vida es leyenda en el bajo mundo. —Vicky, no deseo que vayas, preferiría que te quedes con nosotros, pero... —¿Mamá te convenció? —él asintió, con una sonrisa a medias y acarició mi cabello. —Estaremos al pendiente por si necesitas algo, también te quiero en constante comunicación y nada de tonterías. Ya no eres una niña, Vicky, ahora tendrás mi lugar en Rusia y debes demostrar que mereces el trono que tanto has querido —sus palabras eran firmes, pero mi determinación es mayor. —No te preocupes, les demostraré lo que esta Romanov Wintar puede hacer y no dejaré que nadie nos pisoteé sin pagar las consecuencias. —Sé que así será, solo una cosa más. —¿Qué? Mi padre sacó de su bolsillo una cadena con un dije de estrella que hace mucho no usaba, un obsequio de mi tío Oz cuando nos mudamos a Rusia mi hermana, mi padre y yo, aunque esta vez tenía anexo otro dije en forma de rombo con un rubí en el centro. Él lo colocó en mi cuello y besó tierno mi mejilla, haciéndome sentir como una niña. —Nunca olvides tu hogar, Vicky, no importa lo que pase, la familia siempre debe ser lo más importante para ti, no la mafia, el dinero, los lujos, el poder ni la venganza, solo la familia. ¿Comprendes? —Sí, papá. Igual no te preocupes, estaré con Nika y todo saldrá bien, sabes que ella es de fiar. —Sí, pero no solo tendrás a Nika de tu lado, Aleksei también te acompañará. —¿¡Qué!? ¿¡Por qué!? —cuestioné exaltada, casi con tedio. —Porque confió en él —respondió tranquilo, pese a yo estar con los pelos de punta. —Papá, no necesito una niñera. —Victoria Romanov Wintar —no ese tono aniquilante…—. Tienes dos opciones: tomas el mando con Nika y Aleksei a tu lado, o dejaré a otro ocupar ese lugar —me levanté echando humo. —¡No es justo, me he quemado las pestañas por eso y merezco el puesto más que nadie y lo sabes! —Entonces acepta la condición o renuncia. Tendrás hasta mañana para decidir. No me dio tiempo a responderle cuando la puerta se abrió, siendo mi madre quien (en silencio) le pidió salir para que la acompañara y él (como era de esperarse) fue con ella en vez de quedarse a escuchar mis alegatos, pero tampoco podía recriminarle, no cuando sé que ella lo necesita más que yo en este momento. No obstante, tener a Aleksei conmigo no sería precisamente lo mejor del mundo y menos por la historia que teníamos, pero más porque sé que su lealtad está enfocada en mis padres y no en mí, además de otras cuestiones… (…) Horas después —Imagino que si estás aquí es porque ya te dieron la noticia —mi hermana Lily apareció con una taza de chocolate caliente, la cual no tardé en beber. Recordé cuando éramos unas niñas y solíamos venir a esta casa que nos construyó el tío Max en el jardín cerca a la casa principal. Aquí pasábamos horas jugando, también estudiábamos, dormíamos, en fin, era como un segundo hogar solo para nosotras. —¿Quién te lo contó? —pregunté curiosa. —Escuché cuando mamá hablaba con La Triada y el abuelo. Hubo muchos contras, pero mamá al ver a papá tan decidido en quedarse en Escocia con ella, lo convenció de que te dejara el mando. —¿Y qué dijeron el tío Max y el tío Alex? —Lo pensaron bastante, pero accedieron. No me dirás que ahora tienes dudas después de todo lo que has hecho, ¿o sí? —¡No tengo dudas!, sé que esto es lo que quiero, pero… —¿Aleksei? —preguntó con esa picardía que detesto en ella porque me conoce bien—. No sé por qué le das tantas esquivas si es un buen hombre, ha sido un amigo leal para la familia y para ti. —¡Claro que no, conmigo no hay lealtad! —reclamé fastidiada—, él es leal a nuestros padres y solo porque su padre es la mano derecha del nuestro. Ni siquiera entiendo por qué me dejaron con él en vez de su padre. —Vicky, sabes que Piotr desea estar con sus nietos y está en su derecho de retirarse, por eso entrenó a su hijo por solicitud de él y todo porque Aleksei quería quedarse en su representación, ya que sus hermanos no ocuparían un lugar en la mafia. —¿¡Pero por qué Aleksei!? —grité desesperada, pero ella no cambió su ameno semblante. —Creo que la pregunta es: ¿Por qué no lo quieres contigo? —Porque es un pedante en quien no puedo confiar al estar tan unido a nuestros padres. —Pero eso no te impidió acostarte con él muchas veces, de hecho… —bebió de su taza, lanzándome esa inquisidora mirada que le aprendió bien a mamá—, recuerdo que él fue el primero con el que estuviste y no fue agresivo contigo, tampoco te obligó a nada y te cuidó de principio a fin, según me relataste —contó jocosa sonrojándome. —¿Y eso qué? Que fuera mi primer hombre en la cama, no significa que deba casarme con él. —Cierto, pero tampoco tienes motivos para rechazarlo en el trabajo y menos cuando hace tanto por ti. —¿Qué, por ejemplo? —Te recuerdo que te cubrió por lo ocurrido en Berlín, París y también la tontería que te cargaste en Nóvgorod. Eso fue tan grave como Berlín y jamás le contó a papá. Solo por mencionar algunas de tantas cosas. —Detesto cuando tienes razón —cual niña, ella sacó su lengua mofándose de mí y más porque me tenía en sus manos—. Creo que sí debería aceptarlo —me senté resignada al saber que mi hermana tenía razón—, quizás no sea tan malo y mientras estuvimos rescatando a mamá cuando la secuestraron, él estuvo al frente de la organización junto a su padre y Nika. —¿Lo ves? Te guste o no, Aleksei es una parte primordial, es la otra cabeza de Cerbero y debes confiar en él como lo has hecho hasta ahora, o de lo contrario no le habrías permitido llegar tan lejos en tu vida. —Detesto cuando tienes razón. —Lo sé —afirmó arrogante, dándome un abrazo que me confortó un poco—. Vicky, solo ten presente algo antes de irte. —¿Qué? —No le causes problemas a mamá, La Triada puede soportarlo, pero no quieren que nada malo interfiera en este tiempo de sanación emocional para ella. Bien sabes que aun cuando es una mujer fuerte y siga al frente de las organizaciones, también es frágil y lo que vivió no fue fácil. —Lo sé, no te preocupes.