Dolor, eso fue lo primero que Gian sintió mientras recobraba la consciencia, provocando que sus labios se separaran y una suave queja de dolor escapara de estos, mientras sus ojos se apretaban con fuerza antes de abrirse. Al principio fue difícil para el doncel recordar la razón de que todo su cuerpo le doliera, y luego de que una mueca se formara en sus labios, apoyó con fuerza las manos en la cama e intentó levantarse, sin embargo, no logró hacerlo, ya que un par de manos se posaron sobre sus hombros, empujándolo hacia abajo e impidiendo que siquiera se moviera. El doncel no luchó con aquella persona, sino que se volvió a acostar y sus ojos se cerraron, intentando calmar el dolor que aquella acción pequeña le causó. —No te muevas —escuchó la voz de Geum Hee decir —¿necesitas algo? Gia