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Carolina PDV Me miré al espejo y me ajusté el velo por enésima vez. Era un velo simple que bajaba de un clip en la parte posterior de mi cabeza. Me acababa de atar el pelo en un sencillo moño. Pero ante la insistencia de Alberto, llevaba los pendientes de diamantes que me regaló. Estaba nerviosa; Sentí que esto iba a suceder. Odiaba ser el centro de atención y nada más que una novia en una boda. Mi teléfono vibró y lo agarré de la mesa de maquillaje. Era un mensaje de Alberto. No te pongas nerviosa, son sólo unos segundos al final del pasillo y luego me darás la mano. Una sonrisa cruzó mi rostro. Él me conocía muy bien. — ¡Adivina quién despertó de su siesta! — Me volví para saludar felizmente a Grace mientras ella entraba a la pequeña sala de la iglesia, cargando a mi hijo. —Ben—,