SOBREVIVIENDO

1088 Words
Me lavo la cara con agua del mar, se que solo tengo mi botella con agua, y debo racionarla, así que me lavo la boca con el agua salada, he escuchado que la sal sirve lavarse los dientes si no hay crema dental; miro que la fogata está casi extinta, así que busco ramas y hojas secas para avivar el fuego, debemos hacer una fogata muy grande que se vea desde el cielo y llame la atención de algún avión cercano. Estoy avivando el fuego, cuando el se despierta y me mira extrañado, luego se levanta y mira para todo lados sobresaltado. - ¿Estás bien? - Pregunto con un poco de temor por su reacción. -Por un momento olvidé que esto era real.- Dice con decepción, me encojo de hombros porque de nada sirven los lamentos, por el momento debemos buscar la manera de sobrevivir y salir de aquí. Ya quisiera yo, que todo esto no fuera mas que un mal sueño, pero debo resignarme a que esto es real. Me pongo las medias y los zapatos, ahira que están completamente secos, tomo mi botella de agua y espero podamos encontrar donde abastecernos; mi peor temor es no encontrar una fuente con agua dulce y que nos deshidratemos por el sol y el calor, cuando  no nos quede nada para beber luego. Alejandro amarra la balsa a un árbol y toma lo necesario para nuestra exploración, tengo mucho miedo porque no sé que nos vamos a encontrar dentro de  la isla, se ve lo suficientemente grande como para tener agua y algunos alimentos; pero también hay un bosque tropical en donde deben habitar animales salvajes y hasta criaturas peligrosas. El se quita la camisa y va al mar donde se asea un poco con el agua del océano, babeo con solo verlo, espero que en unos días esté lo suficientemente desesperado como para que yo le guste. - ¡Pero que dices zorra calenturienta! - Me regaña la voz de la conciencia en m o cabeza. Me rio de mi misma y recuerdo algo importante: - Por cierto soy Luisa.- Le digo cuando vuelve, hemos dormido en el mismo espacio y ni sabe como me llamo, aunque en calidad de estrella, debe tener un millón de mujeres que se lanzan a sus pies y no debe ni recordar sus nombres cuando termina con ellas. -Alejandro.- Se presenta como el caballero que es. -Lo sé.- Como si hubiera alguna mujer en el mundo; que digo en el mundo, en el universo, que no supiera quien es el.  El lleva una bolsa como una tula, en la que venían algunas cosas de la balsa, camina delante de mi y yo lo sigo detrás, el es mas grande y fuerte y es menos cobarde, mejor que vaya al frente.  Nos adentramos a la isla y superficialmente la parte delantera esta rodeada de cocoteros, lo que es normal, porque es un árbol que es fuerte a la erosión de la sal del mar. Mas adentro se encuentran variedades de árboles, aunque no soy una experta en la cuestión de botánica, creo que si en un árbol los frutos están intactos, sin ser picoteados por animales, es señal que son venenosos o malos para el organismo. Caminamos aproximadamente 3 kilómetros adentrándonos cada vez mas en el lugar; escucho la cacofonía de los pájaros y es tan nítida y abrumadora que me hace sentir un poco de miedo, Alejandro, quien sigue en frente de mi caminando, va apartando ramas y rompiendo arbustos cercanos, para abrirnos el camino.  Me aterra que vaya a salir de la nada un animal salvaje o una serpiente venenosa, por lo que voy mirando atentamente hacia todos lados. No muy lejos se escucha un ruido como de caída de agua, debe haber una cascada o un riachuelo cerca. - Alejandro, ¿escuchas eso?- Espero que no sea mi imaginación. -Si, lo escucho.- Dice parándose en su lugar y moviendo la cabeza hacia donde esta el ruido.- Viene de allí- Señala hacia la derecha y caminamos hasta el lugar de donde proviene el ruido que cada vez se hace mas fuerte, al llegar nos recibe la mejor sorpresa del día, frente a nosotros encontramos una hermosa cascada de agua cristalina y dulce, en un impulso de felicidad abrazo a este hermoso hombre, el me devuelve el abrazo y aunque nos soltamos rápidamente, no puedo dejar de pensar en la sensación de su pecho duro y fuerte cerca de mi cuerpo, no debería estar pensando en esas cosas, debería estar preocupada por estar en este lugar  a la deriva y no estar soñando con ser la Jane, del Trazan Alejandro. Saca un recipiente y una botella de unos 5 litros de la bolsa, me sorprende que sea tan provisorio, yo solo traigo mi botella de agua vacía. -¿De donde sacaste eso?- Pregunto muy sorprendida por este hombre que al parecer es toda una caja de monerías. -De los escombros que salieron del barco, recogí la botella plástica que pensaba utilizar como flotador por si la balsa se hundía.- Wow, este hombre si que sabe lo que se hace. -Ees muy precavido.- Digo con asombro. ¿Habrá alguien que este hombre no sepa hacer? -Soy un actor con cierta trayectoria, créeme, he visto infinidad de situaciones posibles ficticias y absurdas en las historias que he gravado, no es ningún don especial.- Que no es nada especial dice, nunca había conocido a nadie tan increíble como el. La caída de agua debe tener unos 4 o 5 metros de altura, que cae en un estanque transparente de agua donde incluso se ven infinidad de  peces nadar. - Creo que son comestibles.- Digo señalando los peces, el entiende el mensaje y hace ademan de meterse al agua y yo lo detengo halandolo del brazo - Ten cuidado antes de entrar, no sabemos donde estamos ¿que tal haya pirañas?- Parece una locura, pero ya creo que cualquier cosa es posible. - Tienes razón.- rebusca en la tierra cercana hasta que halla unas lombrices que amarra a un cordel y utiliza como carnada y las introduce en el agua, creo que es lo mas asqueroso que he visto, pero no se lo digo, necesitamos comer y ademas permanecer en una sola pieza, no hay actividad sospechosa en el agua así que suponemos que no hay peces devoradores de personas en el estanque. Luego de un largo rato de espera, los peces comienzan a picar, solo espero no comer algo que luego me mate.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD