La mañana los había encontrado desnudos y enredados en una cálida manta, Aura se abrazaba ligeramente a la almohada sobre la cuál descansaba y el joven de cabello rubio se abrazaba a ella, brindándole el calor, la protección y la comodidad suficientes para no quererse levantar aun cuando tenía casi cinco minutos despierta, entrelazó sus dedos con los del rubio luego de acariciar su brazo. Suspiró en silencio… ¿qué sentía realmente por él? ¿Hasta dónde podrían llegar juntos? Su pecho quiso apretarse ante la duda y negó en silencio, últimamente pensar mucho en lo que ellos tenían, no la hacía sentir muy bien. —Será mejor levantarme— se aconsejó en un murmullo. Enderezó su cuerpo y volteó a ver al buró que se encontraba del otro lado de la cama… faltaban cinco minutos para las