“¿Habrás escuchado? … ¿por qué no llamas?” pensó al referirse al rubio… era tonto pensarlo, pero su sola presencia últimamente la hacía sentir protegida, más ahora, después de lo que le había confesado momentos antes, y eso que nunca le había prometido nada. —Eres patética, Aura— se dijo molesta con ella misma… todavía tenía esa preocupación por la falta de su periodo y ahora eso que se le venía encima… no podía pasarle nada peor, se aseguró. —Apenas puedo creer cuánto se complicó todo— mencionó desconcertada la madura pelinegra. —Le advertí un Enzo de los riesgos que conllevaba esa sociedad, ingresar en ella fue lo que empeoró esa mala racha en la que venía — comentó el alto y maduro pelinegro. —¡Ya llegué! – la voz fastidiada del menor de los Miller resonó en la sala d