—¿Hola?—contesté saliendo al pasillo, luego del consejo que me dio Sam. —Hola, lo siento si llamó tan tarde. No soy de hacer esto, pero me preocupó lo que le sucedió a tu amiga—respondió Max al otro lado de la línea. —No te preocupes, está muy bien—respondí. —Oh bueno, eso es gracias a ti claramente—respondió—, Eres una gran karateka. —Gracias, supongo—respondí estallando en risas por su particular forma de llamarme. ¿Karateka? Me hacía sentir como si participase en la popular película karate kid. —Estuviste maravillosa, le diste una paliza que recordará de por vida seguramente—divirtió y seguí riéndome—, ¿Cómo es que sabes defenderte así? —Clases de verano, mi papá decía que me haría falta aprender defensa propia—respondí rápidamente. —Pues no se equivocó, realmente te luciste—resp