La otra cara de Martita

950 Words
– ¡Ay Dios! – exclamé con ganas que me tragara la tierra. – Tranquila, no te avergüences. Eso es algo muy normal y no tiene nada de malo (Levanta su ceja con malicia), Además me calentó mucho lo que escuché. Con los ojos abiertos como platos, no me costaba creer lo que me decía – ¿Qué es esto, Martita se excitó con mi sesión de anoche? – No esta fácil de digerir. – ¿Cómo así, qué quieres decir? – Que se oía muy rico el sonido que producían tus dedos, entrando y saliendo de tu conchita… Si la próxima vez necesita ayudas, podría serte muy útil – Me guiñe un ojo. – Pero, ¿Qué me está diciendo esta niña? por qué dices estas cosas ¿Acaso Martha le gustan las mujeres? ¿Cómo le voy a pedir ayuda? ¡Es una locura! – Pensé al borde de un ataque, sin embargo, la curiosidad me gano la partida y terminé siguiéndole el juego. – Martha, ¿Como que me podrías ayudar? – Sin titubeos me contestó: – Si podría, al igual que tú tengo bastante tiempo sin ver a mi novio y me hace falta liberar tensión. Además ya que tenemos confianza, nos podríamos ayudar mutuamente y pasarla rico. Mi mente quedó en blanco si saber que contestar a su propuesta – No está sencillo lo que acabo de escuchar – Si había visto insinuaciones de esta índole en relatos y películas, pero jamás pensé en recibir una de mi hermanastra, quedé paralizada. La dejé en suspenso, me levante y fui al baño a lavarme los dientes para luego ir a desayunar. Al salir me dirigí al comedor, ya eran alrededor de las 8:30am, ahí me encontré con el resto de la familia, desayunamos al poco tiempo llegó Martha, puede decirse que comimos con toda normalidad. Hablamos de lo hartos que estábamos del encierro, que la cuarentena es una tortura y, cada que mi madre se daba la vuelta, nos quejábamos de que sea tan sobreprotectora. Después de la comida, no nos quedó de otra, que compartir un rato en la sala – No hay muchas opciones, en una casa pequeña repleta de personas – Afortunadamente, tenemos algo en común, un gusto particular por el póker, especialmente por el modo Texas hold em. Así que en casa tenemos un kit profesional de este juego, de los que trae dos mazos de cartas, fichas, dealer y por supuesto el paño de mesa. – La sala, se convertía en casino. No voy a negar que la paso bien jugando con ellos, es divertido ver la mesa cubierta por el mantel verde, sin mencionar que Martha se ve muy sexy repartiendo las cartas, con esa ropa ceñida que acentúa sus curvas – ¡Por Dios! Como puedo estar fijándome en eso – Sacudo mi cabeza y retomo la compostura, concentrándome en la partida. A decir verdad, me impresiona lo buenos que son todos en esto, por lo general cuando jugaba con mis amigos, me era sencillo ganar, prácticamente no había mano que perdiera. Pero, si algo me ha dejado nuestro dia de juego, son una gran cantidad de derrotas, que de haber dinero en juego me habrían dejado en banca rota. Pasamos el día jugando, hasta que poco a poco nos fuimos aburriendo, puesto que a decir verdad las apuestas solamente con las fichas, carecen de sazón, Como era de esperarse el juego se acabó y cada uno fue dirigiéndose a sus habitaciones, a hacer sus cosas. Una vez en mi cuarto entré y cerré la puerta, mi hermanita estaba distraída mirando su celular, riéndose de los comentarios de una publicación en r************* . Me encogí de hombros y tire en mi cama también a ver el móvil. Pese al incidente de la mañana, las cosas entre nosotras estaban bastante normales, cada una en lo suyo, comentando ocasionalmente alguna tontería, como si nada hubiera pasado – ¡Que alivio! – no voy a negar que durante el desayuno estuve incomoda y por alguna extraña razón excitada. Al acercarse la hora de dormir, decidí tomar un baño caliente para relajarme y dormir toda la noche cual bebé, al regresar a mi cuarto cubierta solo con la toalla, noté que Martita no dejaba de mirarme, parecía que no quería perder detalle de mi cuerpo y eso me puso nerviosa. Normalmente no tendría problema en vestirme frente a ella, pero, hoy prefiero ponerme el pijama en el baño. Luego de ese inusual momento, apagamos las luces y nos fuimos a dormir. Sin embargo, mis ojos seguían abiertos, no podía dormir por el sinfín de pensamientos que golpeaban mi mente, sin mencionar que me invadió una calentura tremenda, de solo recordar cómo me veía Martita. Había pasado alrededor de una hora aproximadamente vi hacia la cama de mi hermana y note que estaba dormida. – ¿Por qué no? Ya se durmió – Me dije acariciando por encima de mi vientre. Lentamente introduje mi mano dentro del pijama esa noche no llevaba ropa interior y comencé a tocarme suavemente mi sexo, cuidando no despertarla; pero, tal como la noche anterior, al pasar del tiempo la excitación iba en aumento e instintivamente, me fui quitando las sabanas para estar más cómoda. Comencé a introducir un dedo en mi concha, luego dos fui aumentando la velocidad y la intensidad, con mi otra mano acariciaba y pellizcaba mis pezones, mi excitación era tan intensa que olvide por completo que no estaba sola. En un momento sentí una mano caliente que se posaba en uno de mis senos y otra entrando al pijama, me asuste y al abrir los ojos era Martha – ¿Te ayudo hermanita?–
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