Llegamos a la fortaleza, Sebastián sigue serio, parece molesto, y yo le doy su tiempo, cuando este listo hablaremos de lo que sucedió, no debe sentirse mal, ambos nos apoyamos, somos amigos, daría mi vida por él, y sé que él lo haría por mí. Al llegar nos dan algo de comer, y es una comida que pasamos en silencio, como veo que esto seguirá así de incómodo decido hablar. - Que le sucede su majestad? Sebastián me ve molesto, odia las formalidades conmigo, yo sé que le molesta que lo llame su Majestad. - Sabes que me molesta de sobremanera que me llames su Majestad Henry. - Lo sé sólo quería molestaros un poco, que sucede amigo, que te pasa, estás molesto conmigo. - No claro que no estoy molesto contigo, tú salvaste mi vida, es sólo que... - Que? Me quedo serio, y él parece triste, y