PALERMO, ITALIA.
Leonard Salerno se quitó los lentes de sol cuando estuvo delante del enorme hotel en el centro de Palermo. Los apretó en sus manos y al ver la seguridad de los rusos en la puerta, Santino hizo una señal a sus hombres para que se mantuvieran alertas ante cualquier novedad. Fiorella había intentado negociar con su marido cuando recibieron el mensaje por parte de Valery de que Alessandra estaba con él. El capo estuvo a punto de salir en pijama por ella.
La sola idea de pensar a su hija en los brazos de ese infeliz le hizo un remolino de malas sensaciones. Lo detestaba y no dejaría de detestarlo nunca. Cuando estuvo en el ascensor, sacó su arma del saco y se aseguró que estuviera cargada. Le iba a dar un tiro sin pensarlo dos veces, en caso de que hubiera hecho algo en con
