Jasha mantenía la cabeza baja.
Valery se afirmaba sus manos en el escritorio esperando que llegaran él las palabras apropiadas. Alessandra fue condescendiente. Llevó sus manos a los hombros de su marido y acarició delicadamente esa zona. Intentó quitar toda esa tensión de sus hombros. Ella no veía lo que pasó como una enorme traición, pero ambos hombres sí que se sentían molestos por ello.
Jasha sabía que su jefe no confiaba en él.
Valery sabía que no debía confiar en Jasha.
—¿Cuántos años han pasado Jashaer?
—Más de diez.
—¿Y qué no he dado en ese tiempo? La lealtad es algo que no tiene precio y yo he intentado pagarte de todas las maneras posibles lo que has hecho por mí en todo este tiempo—dijo Valery con tono dolido—. ¿Qué sigue ahora? No puedo confiar en un hombre que me h
