KEMEROVO, RUSIA
Alessandra terminó en la nieve sonriendo mientras con sus manos creaba un ángel de nieve. Yeva corrió detrás de ella pidiéndole que no hiciera locuras, iba a enfermarse. La sonrisa no cabía en su rostro luego de que escuchara que Valery había comunicado que se marchaba de Kemerovo dos días después de lo que ella llamaba navidad.
Hubiera pagado mucho por poder cenar con su familia durante esa fecha pero tendría que conformarse solo con año nuevo. Sus nervios se habían relajado y aunque no podía decir que estaban bien al cien por ciento, ahora comprendía mucho más a su marido y procuraba mejorar su relación con él cada día. Quiso correr antes de caminar cuando le hizo la petición encima de su regazo. Pensó que diría que no, sin embargo, no rechazó la oferta, lo que signifi
