KEMEROVO, RUSIA
—No pasará.
Boris mantenía todos sus sentidos pendientes ante la discusión. Valery no se había dejado doblegar con la mujer, así que mostrando que quien ordenaba las cosas era él, le impuso ir a su estudio a hablar del tema. Escapó de su encierro como la escapista de renombre que era, pero ese tema se discutiría en otro momento. El rubio tenía un lapicero en sus manos que golpeaba contra su escritorio, pues para mostrar su fingida despreocupación, se desparramó sobre el asiento dorado con rojo, que tenía en su estudio. Su esposa, cuál fiera enjaulada, caminaba de un lado a otro, mostrando que la oposición a su petición, no sería tomado tan a la ligera.
—Tú tienes a Jasha. No seas egoista.
¿Egoísmo? No, no era egoísmo. Tenía a cincuenta hombres bien preparados para cu
