MOSCÚ, RUSIA. El estómago de la italiana, quiso salir corriendo. Valery mantenía un enorme rifle en sus manos que parecía pequeño en su enorme cuerpo, pero si ella lo tomaba, iba a tener problemas para sujetarlo. Jasha no parecía demasiado a gusto con ella allí. Lo consideraba una pésima idea, mucho más cuando le tenía que dar un arma si quería ser parte de la diversión. —Dale la Saiga-12. Jasha se aclaró la garganta. En sus manos tenía un arma pequeña y la petición de su señor le parecía descabellada. ¿Cómo demonios se iba a intentar en el bosque con una mujer que claramente tenía una larga lista de cosas por las cuales debía matarlo? El guardaespaldas buscó hablar con los ojos y hacerle ver a Glavnyy su punto, sin decirlo. —¿Qué esperas?—insistió y el hombre se dio por vencido