PALERMO, ITALIA.
—Fuiste demasiado imprudente.
—Suficiente tengo con los regaños de papá—dijo la chica mientras tomaba el desayuno a regañadientes y sola en el jardín de la mansión. Su padre se había negado a tomar el desayuno en familia y su madre, estaba con él intentando mediar su situación y hacerlo regresar a la mesa. Se sentía mal. Víctima de la irresponsabilidad puso en riesgo la perfecta relación con su padre, pero aunque intentara minimizar la situación, las cosas ya no iban porque rompió una regla sino porque su padre pensaba que se reunió con otra persona.
Al menos Fabio estaba a salvo.
—No deberías volverte enemiga de tu padre.
—Él y yo no concordamos en muchos pensamientos y yo tengo que defender mi pensar si quiero vivir mi propia vida. Todo este tiempo he seguido su
