Habían pasado aproximadamente cuatro meses desde ese suceso; haber enterado a mi madre fue el peor de mis sufrimientos después de la muerte de mi padre. Había quedado huérfana ahora sí, no habían tenido la oportunidad de conocer a su futuro nieto o nieta; no sabía con exactitud todavía el sexo, pero sí; que estaba creciendo bastante donde se veía voluptuosa mi barriga obligándome a olvidarme de los tacones, las ombligueras, los jeans apretados para pasar a usar vestidos, zapatos cómodos, blusas largas y leggins sueltos especialmente esos que vendían de mamitas. Era una ilusión verme al espejo mientras masajeaba mi barriguita pensando el día en que vendrías a mi vida, en mis brazos, aunque dolía no saber nada de su padre, después de ese viaje no logre saber nada de su encuentro siendo basta