Valeria estuvo a punto de levantarse, indignada, para reclamarle a Aiden e Isabella, ella no sabía qué era lo que iba a reclamar, pero igualmente lo haría. Y en el mismo instante en que se removió en su asiento, entró en el restaurante su abuela, Margaret, con esa expresión severa que siempre la acompañaba, lo que le hizo recordar a Valeria todo lo que había en juego. No podía cometer ninguna estupidez, por lo menos, hasta que el anuncio estuviera hecho. Cómo la vez anterior, Margaret tomó su lugar junto a los invitados especiales, los Collins y la cena fue servida. Todos comieron nerviosos, inclusive muchos no pudieron comer, pues el futuro de la familia estaba en juego, toda la fortuna y la potestad de ordenar, quedaría en manos de alguien nuevo y eso daba mucho en que pensar. Despu