Por la Sangre del Vampiro

Por la Sangre del Vampiro

book_age16+
115
FOLLOW
1K
READ
dark
forbidden
curse
drama
bxg
vampire
supernature earth
first love
slice of life
vampire's pet
like
intro-logo
Blurb

La historia es de género acción, misterio con un toque de romance desarrollada en un mundo de índole universitaria, en el que Liam Cobe quién es un joven universitario común y corriente que por arte del destino así como por sus múltiples decisiones equivocadas de aquellas que le ponían la soga al cuello, sin querer queriendo fue convertido en vampiro dejándose llevar por los fascinantes atractivos de una hermosa mujer quién con engaños y un toque de maldad, le hizo aquel “favor”, pues, no lo es, no fue ningún favor ya que ahora tendrá que vivir atraído por la sangre humana, aquella que recorría sus venas mucho antes de lo sucedido, por lo que, encontrándose en una encrucijada ahora deberá sobrevivir en un mundo donde los humanos cazan a los vampiros y siendo la persona indecisa que es, no sabrá a qué bando pertenecer, aunque y se imagina que por su condición deberá esconderse.

chap-preview
Free preview
Capítulo 1
Antes de comenzar, me preguntaba ¿Qué harías si de un momento a otro, eres un ser deseoso de sangre humana? Imaginarte tener poder y vida eterna es bastante tentador, ¿verdad? ¿Pero, qué pasaría si vives en una sociedad donde los vampiros son los “malos”? ¿Quisieras ver cómo sería? Si es así, te contaré un poco sobre mi historia… En un día como cualquiera, el sol comenzaba a salir del horizonte. La alarma en mi mesa comenzó a sonar, causando mi despertar. Disgustado, me levanto de mi cama y me dirijo al baño. Observo el espejo que estaba arriba de mi lavamanos y noto en mi aspecto, dos grandes ojeras que adornaban mis ojos “resultado por haber jugado videojuegos toda la noche”, cepillo mis dientes previamente para luego darme una ducha. Después de eso salí del baño y me vestí en mi cuarto; un simple pantalón n***o, una camiseta blanca y zapatillas del mismo color. Bajé a la sala, en donde se encontraban mis padres desayunando junto a mi hermano menor, Matteo. — Buenos días. — saludé con flojera, sentándome en mi lado de la mesa. — Buenos días cariño, te ves agotado. — contesta mi mamá, dejando sándwiches al frente de mí con jugo de papaya. — No me digas que te madrugaste otra noche por estar con esos jueguitos tuyos. Desvié los ojos sin saber qué decir, como toda madre sabía cuándo su hijo mentía, así que era inútil hacerlo. Miré a papá buscando un poco de apoyo, pero él solo veía su taza de café, desviándome la mirada. Obviamente me estaba diciendo mentalmente que valí. — Hermano, apúrate, se nos hace tarde. — hablaba Matt terminando de desayunar. Dándome prisa devoré mis sándwiches y me levanté de mi mesa. — Vamos entonces, Matt. — Adiós mamá, papá. — se despide mi hermano agarrando su mochila, posteriormente yo hice lo mismo. — Chao, chao. — me despido tranquilo saliendo con mi hermanito, salvándome de un posible regaño. Mi mamá me fusila con la mirada, sabía que esto no se quedaría así. Matt y yo salimos de casa y nos dirigimos al garaje, en donde descansaba mi tan amada motocicleta “le tengo un gran amor ya que papá me la compró con la condición de que debía sacar excelentes notas en mis estudios, cosa que hago”. Nos ponemos nuestros cascos y nos montamos en mi amada motocicleta, sin tiempo que perder la enciendo y arranco. Dejé a mi hermano en la entrada de su secundaria, lo veo bajarse de la moto. — Ven a buscarme en mi hora de salida, sé puntual. — me ordena seriamente dándome el casco. — ¿Acaso soy tu hermano o tu niñera? Ve a casa a pie, yo tengo otros planes. — respondo frunciendo el ceño, me molestaba el tono que usaba cuando me hablaba. Él me mira fijamente con notable molestia y se da media vuelta, lo veo entrar a su institución y suelto un respiro. ¿Desde cuándo tengo tan mala relación con mi hermano menor? Sin perder más el tiempo arranco mi motocicleta y me dirijo a mi universidad. Estacioné a mi hermoso vehículo y dejé los cascos en él, en el estacionamiento de la universidad era un sitio bastante seguro, así que no debía preocuparme que algún ladrón robase algo. Debo decir que estudio Psicología clínica. Entro al enorme edificio de mi facultad y camino hasta mi salón, ahí estaba mi mejor amigo sentado en su mesa, él es Jesse Avery. Camino hasta donde se encuentra él. — ¡Liam! — exclama mi amigo saludándome. — Te ves agotado. — ¿Tú también me dirás eso? ¿Hablas en serio? — lo miro con disgusto, él solo se ríe en plan burla. — ¿Tu mamá también te lo dijo? — pregunta aguantando la risa, conocía la respuesta. Le sonrío también con burla. — Pues tú te ves igual. — le respondo ignorando su pregunta, él se ríe más. — Es un precio que solo los mancos pagamos para subir de nivel. — hablaba Jesse haciendo caras raras, provocando que me ría. Me siento a su lado y empezamos hablar toda clase de tonterías, como siempre. Rato después, compañeros de clase comenzaron a entrar al salón, pero como Jesse y yo estábamos hablando de tonterías frikis no prestamos atención que una compañera se nos acercó, “no era cualquier compañera”. — ¿Hablando de videojuegos de nuevo? — pregunta aquella chica mostrando su hermosa sonrisa. Yo la vi embobado, ella es Yaque, la chica que me gusta. Era una rubia con unos ojos verdes azulados, toda una belleza. — Naha!, hablábamos de mangas. — responde mi amigo como si nada, haciéndola reír, en ese momento yo le doy un codazo en la costilla, no quería verme como un ñoño delante de ella. — Y… ¿cómo estás, Yaque? — le pregunto tratando de sonreírle, pero estaba nervioso. — Muy bien. — me responde sonriéndome, oh Dios, pero ¿qué pasó? — Te ves cansado, Liam. Yo traté de no ver a mi amigo, el cual por poco se cae de su propia silla por la carcajada. Otra persona que me dice lo mismo, ¿tan cansado me veo? Yaque ve a mi amigo sin entender. — Emmmm…me quedé estudiando hasta tarde, pero estoy bien. — le contesté forzando una sonrisa, vaya que mentira. — Eso es malo Liam, debes dormir más. — me mira con preocupación. Es tan bella hasta preocupada, ¡SOLO HAZME TUYO! No pude contestarle, ya que el profesor de la primera materia entraba al salón, Yaque se despide y se sienta en su asiento rápidamente. — Oye amigo, límpiate la baba. — me susurra Jesse con burla. — Cállate. — respondo sacando mi cuaderno de materia. Y así, el día pasó volando. Horas después Jesse y yo ya salíamos de la universidad rumbo al estacionamiento de la facultad. — ¿Qué te parece si nos vamos por unas chelas hoy? Vamos a celebrar que pasamos el examen de análisis psico clínicos. — me dice mi amigo con alegría. — Quizás conozcamos a chicas hermosas. — No es mala idea. — le respondo sonriéndole también. En ese momento siento mi teléfono vibrar así que lo saco y veo quién me escribe. Mensaje de texto Matt — Recuerda pasar por mí. — Gracias Suspiro con fastidio, si no lo hago posiblemente mamá se moleste. Yo — Ya voy para allá. Visto. Bueno, ignoro el hecho de que mi querido “hermanito” me dejó en visto, veo a mi amigo. — Cambio de planes, dejamos las chelas para otro día. Jesse borra su sonrisa. — ¿Tu hermano de nuevo? Asiento con la cabeza, sintiendo un fastidio, mi amigo me conocía bastante. — “El deber del hermano mayor es cuidar al menor”. — repito las palabras que siempre me decía mamá. — Así que si no lo paso buscando terminaré con otro regaño. — Bueno amigo, será en otra ocasión. — Será. Me despido de mi amigo, enciendo mi moto y arranco rumbo a buscar a Matt. El tráfico estaba bastante aburrido por las colas que había, así que usé la ventaja de tener moto y pasé por los carros en los espacios que dejaban. Tan centrado estaba en mi camino que no noté que un carro venía a toda velocidad por mi izquierda y me choca. Salí disparado de mi moto y rodé varios metros por el suelo. — Arg…h…— las palabras no salían, sentía mucho dolor, notaba cómo poco a poco se formaba un charco de mi propia sangre. — ¡Ar…g…! — me quejaba de dolor. ¿De dónde carajos salió ese puto automóvil? Sentía mucho frío, mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas. Poco a poco estaba comenzando a dejar de sentir, el tremendo dolor que sentí se desvanecía, al igual que con ella mi vida. ¿De verdad voy a morir? — me preguntaba. No…no quiero… La imagen de mi familia se materializó en mi mente y eso causó dolor en mi corazón. Poco a poco todo se volvía oscuridad, pero antes de perder la consciencia vi la sombra de una mujer. — Lo siento pequeño, esto es necesario…— hablaba aquella extraña mujer agachándose ante mí, todo era borroso, así que no podía observarla. Pero su voz llenó de paz y tranquilidad a mi corazón…— Éste es tu destino. — dijo aquella mujer. Y así, perdí la consciencia mientras mi destino estaba a punto de cambiar.   CAPÍTULO 2 Abrí los ojos bruscamente y de un susto me levanté, rápidamente toqué todas las partes de mi cuerpo. No sentía dolor ni nada, ¿todo fue un sueño? ¿solo fue mi imaginación? Empecé a detallar mi alrededor, de un momento a otro me empecé alterar, no estaba en mi habitación, estaba en un cuarto de hospital. Seguí mirando y noté que yo estaba en una camilla, mi hermano menor descansaba sentado en una silla que estaba junto a mi camilla y mi madre estaba recostada en un pequeño mueble que adornaba el cuarto. Me toque la cabeza, ¿qué había sucedido? Volví una vez más a palpar mi cuerpo, buscando alguna herida, pero nada, es como si nada me hubiese pasado, casi como si estuviese como nuevo, sospechoso. De hecho, nunca me había sentido tan bien en mi vida. Y eso me estaba atemorizando. Giré mi vista hacia la ventana, era de noche. ¿Cuánto tiempo estuve dormido? Después de un momento trataba de levantarme de la camilla sin despertar a Matt, el cual se veía bastante mal, tenía una muy mala apariencia y grandes ojeras. Al estar de pie me sentía raro. Repentinamente para mí, mi madre comenzó abrir sus ojos. Nuestras miradas se encuentran y de un momento a otro yo ya estaba tirado en la camilla nuevamente con mi mamá encima de mí llorando desconsoladamente. Por el ruido Matt se despierta e igual que mi madre me abraza también con lágrimas en los ojos. Sonrío y solo me limito a corresponder el abrazo, sintiendo la calidez familiar. En consecuencia, por el escándalo un hombre entra a la habitación rápidamente, al traer bata blanca supuse que era un doctor. — Veo que el paciente ya despertó. — habla aquel hombre sonriendo más aliviado, captando la atención de mi madre y de mi hermano. Mi madre me suelta y ve al doctor. — ¿Mi hijo está bien doctor? Se siente muy frío. — le decía al médico tomando mi mano, eso me causó mucha curiosidad. El hombre con enredo comienza a chequearme completamente, después de un rato en silencio me mira con seriedad. — No pareces tener ninguna herida o daño permanente, aunque ciertamente tu calor corporal es casi inexistente. — explicaba mirando a mi madre, para volver a mirarme. — ¿Recuerdas lo que sucedió? Miré al techo, tratando de recordar. — Recuerdo que conducía mi motocicleta, pero de un momento a otro un carro me chocó de la nada…luego todo es borroso. — respondí no muy seguro, aún recordaba el inexplicable dolor que sentí, pero decirlo en mi estado de aparente normalidad no lo vi necesario…se vería extraño. Pero el doctor seguía viéndome con rigor, cosa que me incomodó. — ¿Seguro no recuerdas nada más? Cuando llegaste toda tu ropa estaba toda llena de sangre. Bajé la mirada. — Supongo que la sangre es mía, pero…— volví a ver mi cuerpo sin heridas visibles. — No sabría cómo contestar eso. — Lo importante es que estás bien. — habla mi hermano sonriéndome más tranquilo. Abrí los ojos con miedo, cosa que preocupó a los presentes. — ¡¿Qué pasó con mi motocicleta?!— — ¡Emmm! la moto quedó destruida. — me responde mi mamá con una mueca incomprensible. Sus palabras quebraron por completo mi corazón. Mi moto…mi amada moto…mi bebé… Las lágrimas se comenzaban acumular en mis ojos. — Bueno, lo importante es que estás bien. — habla el médico con una gran sonrisa. — A pesar de que dormiste un día completo y la moto quedó destrozada, no tienes ninguna herida. Eso es una bendición. — Sí, supongo. — dije tratando de no caer en una crisis existencial. — Deberás quedarte por hoy a descansar. Mañana ya podrás irte. — hablaba el doctor dándose media vuelta para luego salir de la habitación. Tanto mi madre y mi hermano se acercaron para sacarme temas de conversación. Obviamente no podía faltar el regaño de mi mamá por ser tan irresponsable al conducir. Y así, llegó el día siguiente. Me encontraba saliendo de mi alta en el hospital con mi hermano y mi madre, mientras que papá me esperaba en la entrada del hospital dentro del auto. Sin perder el tiempo sale del vehículo para abrazarme con demasiada euforia, se notaba que tampoco había podido descansar bien.  Eso me hizo sentir tan culpable. Después de un cálido abrazo familiar entramos al auto y papá conducía hasta nuestra casa. Veía el camino que recorríamos a través de la ventana mientras mi mente estaba en otro lado, recordando el accidente que tuve, todas las sensaciones, las palabras de aquella extraña mujer… ¿todo me lo habré imaginado? De un momento a otro comencé a olfatear un exquisito y excitante olor, causando que mis pensamientos quedasen en el olvido. Mi garganta comenzó a sentirse seca. — Mamá, ¿puedes darme agua por favor? — le pregunto a mi madre, la cual me sonríe. — Claro, cariño. — responde la mujer que me dio la vida dándome un pote lleno de aquel líquido, sin perder el tiempo tomé el agua con desesperación. — Vaya hijo, estabas sediento. Sediento… Sí, esa era la definición de cómo me sentía. Tenía bastante sed… Me tomé toda el agua, pero la sed seguía ahí. No desaparecía. Esto comenzó a desesperarme. — Hermano, ¿estás bien? — me pregunta Matt mirándome con curiosidad acercándose a mí. Su olor… El olor de mi hermano era exquisito, cosa que se me agua a la boca. ¡No! — ¡Aléjate! — grité empujándolo, cosa que lo sorprende. Él me ve confundido, pero desvía la mirada. — Lo siento…— dice decaído, se veía culpable. Me sentí frustrado conmigo mismo, ¿qué clase de pensamientos son esos? Me estoy volviendo loco. Mamá me ve en silencio mientras que papá me observaba seriamente por el retrovisor del auto. Llegamos a casa, en la sala había una pancarta que decía ´´bienvenido´´ con un pastel y mucha comida en la mesa. — Bueno hijo, ¡tenemos que celebrar tu dada de alta! — exclama mi mamá con emoción, seguramente olvidándose de mi acción de hace un momento. Mi mamá se acerca a mí y me toma de la mano para jalarme a la mesa. Pero al oler el aroma de mi mamá, una sed inexplicable comenzó a invadir mi ser. De un manotazo me libero de su agarre mientras que en ella se formaba una mirada de sorpresa y tristeza. Eso me dolió. — L— Lo siento mamá, me siento algo…cansado. — y sediento, quise decir, pero me contuve. — ¿Qué tal si celebramos más tarde? Ella solo asiente sin quitar aquella mirada que partía mi alma, sin perder el tiempo corrí y subí las escaleras para llegar a mi cuarto. Me encierro y me acuesto en mi cama. Abrazo con fuerza mi almohada. ¿Qué rayos me estaba pasando? ¿Qué son estos pensamientos que estoy teniendo? Me estoy viendo atraído por… ¿será canibalismo? Tengo miedo… Para distraerme saqué mi celular y comencé a navegar por internet, por ahí noté los incontables mensajes de mi mejor amigo Jesse y de mi amor platónico Yaque, seguramente preguntando por mi salud y esas cosas “mamá me había dicho que notificó mi accidente en la universidad”. Pero no tenía mente para responder nada, así que simplemente los ignoré. Vi unos cuantos memes hasta que se me descargó el celular, ahí comencé a ver el techo de mi habitación como si fuese la octava maravilla del jodido mundo. Mientras las horas pasaban la sed que tenía se hacía más intensa, pero no entendía lo que me pasaba. Tenía sed, pero, ¿sed de qué? Mamá intentó hablar conmigo, pero yo simplemente me negué en abrir la puerta. Ella intentó persuadirme de que comiese algo, pero ni apetito tenía. Sin más se rindió y me dijo que cualquier cosa que la llame. No me había dado cuenta que ya había caído la noche, no se escuchaba nada en la sala así que deduje que ya todos estaban durmiendo “cosa entendible ya que todos se veían cansados”. En silencio me levanto de mi cama y salgo de mi habitación para ir rumbo a la cocina “todo estaba oscuro, así que sí, todos estaban dormidos”, de ahí abro el refrigerador y saco leche líquida. Me sirvo en un vaso y me lo tomo de un sorbo. Nada, la sed seguía y seguía. Frustrado dejo la leche de lado y saqué un jarrón de agua y me la tomo en grandes sorbos. La puta sed nada que se iba. Comencé a molestarme. Probé con jugos, malteadas, refrescos. Nada conseguía saciar mi sed y eso me estaba poniendo de muy mal humor. Suspiré molesto, guardé todo y subí a mi cuarto haciendo una parada en el baño, así que entré y comencé a lavarme las manos, subí la mirada para ver mi reflejo en el espejo como acostumbraba, pero…algo que no tenía explicación pasó, lo que vi me dejó helado. Nada. Veía a la nada. Mi reflejo ante el espejo era inexistente, casi como si estuviese en una espeluznante película de terror. Comencé a desesperarme y grité aterrado. ¡¿Por qué no me veo?! ¡Qué rayos está pasando! ¡¡Es como si fuese invisible, como si no existiera!! Con miedo salí del baño, de un golpe mi mamá sale de su habitación y me ve con preocupación. — ¿Qué pasa hijo? ¿Estás bien? El seductor aroma de mi madre llega a mis fosas nasales y la sed se intensificó. Siento un fuerte y punzante dolor en mi pecho, causando un quejido en mí. Me agarro el pecho mientras mamá se me acercaba. — Hijo. — ¡Aléjate de mí! — grité retrocediendo. — Pero hij…— la interrumpí. — ¡Solo déjame en paz! — grité desesperado comenzando a llorar, di media vuelta y comencé a correr, vi a papá y a Matt entrando en escena por un momento, pero los ignoré. Salí de casa corriendo sin parar. Los punzantes dolores no desaparecían de mi pecho, mientras más me dolía más sed tenía. Estoy perdiendo la prudencia. Pero hay algo seguro en todo esto. Mi mente está demasiado mal. Estoy teniendo unas nocivas ganas de desgarrar y despedazar la carne de mi familia y beber su sangre. ¡Quiero beber sangre! ¡¡Deseo bañarme en sangre y luego beberla!! ¡¡RAYOS!! ¡¡¿En qué clase de monstruo me he convertido?!! Solo la hermosa luna llena era testigo de mi sufrimiento. Llegué a un callejón sin salida y pateo una bolsa de basura con ira. El dolor seguía en aumento mientras que mi sed de sangre comenzó a tomar el mando de mis instintos. Instintos que no sabía que tenía. Por suerte, aún tenía cierta conciencia, pero… Aprieto mis dientes “ahora colmillos” con ira y me agarro el pecho con ambas manos, caigo de rodillas mientras trataba de aguantar el dolor. Varios hilos de saliva caían por mi barbilla al recordar el delicioso olor de la sangre de mi familia. ¡Mierda Liam, no pienses en eso! No pierdas el control. ¡No pierdas el control! ¡NO PIERDAS EL CONTR…! Escuché unos pasos detrás de mí causando mi desconcentración, giré mi mirada hacia atrás para observar a un hombre de traje plomo, corbata blanca, un sombrero n***o y zapatos del mismo color. También tenía un extraño y costoso bastón. Aquel hombre sonríe con lástima al mirarme. — Pobre jovencito, ¿te encuentras bien? Fruncí el ceño frenando mis instintos animales. — A…léj…at…— cerré los ojos con dolor, no podía estructurar siquiera alguna palabra completa. — Eso está muy mal, muchacho. — seguía hablando el extraño hombre con sombrero caminando hacia mí y entrando al oscuro callejón. — Estás llamando mucho la atención con esa sed de sangre que tienes encima. Mi conciencia desapareció y salté hacía él con la intención de morder aquél jugoso cuello. Lo único que había en mi mente era deseos de matar y despedazar al hombre delante de mí. Pero para mi sorpresa, el hombre de sombrero me da una rápida cachetada en mi mejilla derecha lo suficientemente fuerte como para lanzarme disparado hacía una pared del callejón. Noqueándome momentáneamente, pero gracias al golpe entré en sí. Caí sentado al suelo mirando mis pies algo atolondrado mientras el sombrerero caminaba hacia mí. — De verdad viniste a mí con la intención de destruirme, admito que me sorprendí un poquito. — decía ese desconocido deteniéndose delante de mí, yo tan solo veía sus negros y costosos zapatos. — Eres un transformado de hace poco, por lo que veo. Sus palabras causaron una gran impresión en mí que subí la mirada y ahí lo vi, los brillantes ojos rojos de aquél extraño hombre me veían con mucho misterio. Comencé a sentir pavor. — ¿Un transformado, dices? ¿Y quién eres? ¿Por qué tus ojos están rojos? — comencé a preguntar con seriedad tratando de olvidar el creciente miedo que sentía en mi interior. — Espera, espera, son muchas preguntas. Vamos con calma. — vuelve a sonreírme como si nada sacando algo de su abrigo, yo me preparé para lo peor. — Mira. — me extiende un espejo con la posición perfecta para ver mi propio reflejo, palidecí al verme. Mi yo del espejo estaba un poco pálido y tenía los mismos ojos rojos como la sangre del sombrerero, unos pequeños pero filosos colmillos sobresalían por mis labios, ah, y sin olvidar el moretón en mi mejilla por el golpe. No solo me sorprendió ver mi horrenda apariencia, sino que podía ver mi reflejo en aquel espejo recordando que no me veía por mi espejo de mi baño. — Mis ojos…— balbuceé sin creer lo que veía. — En lo anterior me refiero que eres un convertido en vampiro. — habla el hombre sin quitar su sonrisa, aquella revelación causó que yo abriese los ojos abruptamente por la sorpresa. — Este espejo está diseñado con un material especial con lo que trabajo, es por eso que puedes ver tu reflejo. — explicaba guardando el espejo en el saco de su traje. — Y el hecho de que mis ojos sean rojos también, es porque obviamente soy vampiro, como tú. Y ahí estaba yo asombrado ante toda la información que me estaban lanzando y sin saber cómo digerirlo. ¿Yo? ¿Un vampiro? ¿Los vampiros existen? ¿Y yo soy uno…? ¡¿Qué mierda?! De tanta información olvidé de la frustrante sed que consumía mi mente. — Y quién soy, pues soy un humilde dueño de una tienda no muy lejos de aquí. — seguía hablando como si el tema fuese completamente normal en él. — Me llamo Tom. — Tom…— susurré algo ido. — Oh, regresaste a la normalidad. — dice el sombrerero sacando el espejo y enseñándomelo nuevamente, con él vi mi reflejo y como dijo él, mis ojos ya eran negros de nuevo y mis colmillos habían desaparecido. Me sentí aliviado. Fruncí el ceño cuando comencé a sentir diversos olores a mí alrededor, Tom me extiende su mano con tranquilidad para ayudarme a restablecer, cosa que acepté. Una vez de pie noté la presencia de gente desconocida así que los vi a todos con desconfianza. — Tranquilo, no te haremos daño. — dice una desconocida mujer de mi edad “al parecer” con un hermoso cabello rojo ondulado y de ojos morados, vestía con unos shorts blancos, botas negras y una blusa negra junto a una chaqueta negra también “cabe destacar que era muy bonita”. Lo que se me hizo tierno fue que era algo bajita, pero seguí viéndola con desconfianza. — Debes estar algo sediento. Su afirmación hace que mis ojos brillen. — ¿Eh? Ah, bueno… Ella me sonríe, su sonrisa logra tranquilizarme. — Me llamo Alicia Thompson, soy vampiro, como tú. — Todos aquí lo somos, querida. — dice el sombrerero en tono burlón, la chica lo acaba con la mirada. — Y los vampiros nos ayudamos entre nosotros. — hablaba mientras me entiende una bolsa de hospital con… ¡¿Sangre?! Sin perder el tiempo se la arrebaté y la mordí, comencé a succionarla ante la atenta mirada de los presentes. Poco a poco comencé a satisfacer mi incontrolable sed. Qué sensación tan sabrosa. ¿Saben cuándo llevas en la calle en un día caluroso sin haber bebido una sola gota de agua, luego llegas a tu casa con toda esa sed encima y bebes un vaso con agua bien fría? Es como volver a nacer. Dejé la funda sin una gota y me relamí los labios, delicioso. La mejilla golpeada comenzó a regenerarse mágicamente, parecía mágico. Luego caigo en cuenta de lo que hice… Acabo de beber sangre… Apreté los puños con enojo, soy un monstruo. Asqueado de mí mismo tiré la bolsa vacía al suelo. — No te preocupes, es mi sangre. — dice Tom borrando su sonrisa al notar mi reacción. — No se puede comparar con la sangre humana, pero servirá para saciar un poco tu sed, ¿no? Lo miré con seriedad sin decir una palabra. — Al principio debe ser desagradable, lo sé. — dice Alicia mirándome comprensiva. Detrás de Alicia aparece un chico “aparentemente” de la misma edad de mi hermano, usaba un pantalón beige ajustado lleno de figuras con formas de estrellas y colmillos, una playera negra ajustada a su buen físico y encima portaba un chaleco gris; me ve con seriedad. — Debes controlar tus instintos asesinos, muchacho. — dice aquel chico con seriedad, ¿me está tratando como un mocoso? — Tuviste suerte que los cazadores de vampiros no te hayan descubierto. — ¿Cazadores de vampiros? ¿Eso también existe? — pregunté temeroso viendo que el desconocido me veía graciosamente. — Si existen los vampiros, ¿piensas que es descabellado que existan cazadores de ellos? — me pregunta aquél detestable chico sin quitar su sonrisa burlona. — Oye Ramón, no seas así con él. — le reclama Alicia defendiéndome. — Tú no te metas, mocosa. — contesta el tal Ramón mirándola con una sonrisa, eso molestó a la pelirroja. — Vamos, vamos, dejen de pelear. — el sombrerero aplaudía con una sonrisa llamando la atención de ambos vampiros, ellos lo fulminan con la mirada “quizás el tal Tom no era muy querido”. — Y respondiendo a tu pregunta, pequeño. — se gira hacía mí. — Sí, existen cazadores de vampiros que obviamente cazan vampiros, sin importar si estos son buenos o malos. Es una organización secreta no reconocida por el mundo, hacen experimentos con cada vampiro que capturan y los torturan. — explicaba sin borrar su sonrisa, tan carismático. Mientras más explicaba, más miedo tenía ante el nuevo mundo que me estaba enfrentando. Me sostengo la cabeza con ambas manos sin haber podido asimilar muy bien toda la información que mi cerebro estaba recibiendo, procesarlo todo de golpe me estaba causando un estrés. — ¿En qué rayos me he convertido? — me preguntaba a mí mismo, Alicia me miraba con cierta pena. Quizás ella me entendía. — ¿De verdad lamentas tanto el hecho de tener una segunda oportunidad después de semejante accidente? — habla una hermosa mujer entrando al callejón de forma elegante, su voz…siento que ya la he escuchado. Subí la mirada poco a poco para apreciarla mejor, todos los presentes que estaban delante de mí “tanto Tom como Alicia y Ramón, junto a los demás vampiros desconocidos que tenían cierta distancia en nosotros” se arrodillaban ante la mujer recién aparecida. Llevaba el cabello platinado y largo “hasta sus glúteos” junto a sus rojizos ojos sangre, portaba un vestido n***o que le llegaba hasta la mitad del muslo con bordes grises, largas medias negras y botas del mismo color. — Qué malagradecido eres, Liam Smith. Agité un poco mi cabeza para volver en sí, me había atrapado la belleza de esa mujer. — ¿Usa segunda oportunidad? — pregunté confuso recordando sus palabras. — ¿Quién eres? ¿Cómo sabes mi nombre? Ella sonríe, caminando hasta mí. Me toma de la mejilla con delicadeza. — Me llamo Romina Drack, la hija de Drácula. — se presentaba coquetamente acercándose a mi oído, causando escalofríos en mi columna vertebral. — Soy la mujer que te convirtió en un vampiro. — me susurra, causando una impresión enorme que hasta abrí los ojos hasta no poder.    

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Príncipe Reagan

read
11.4K
bc

El Rey Alfa es mi segunda oportunidad como compañero

read
144.5K
bc

SECUESTRADA POR HOMBRES LOBOS

read
3.0K
bc

Tres Reyes Lycan Amados

read
36.2K
bc

Compañera acosada de los trillizos Alfa

read
326.9K
bc

Nunca seré tuyo

read
28.5K
bc

Embarazada después de una noche con el rey Lycan

read
4.4K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook