En cuanto Samantha lo escuchó sintió que algo no andaba bien. —Bien, ¿dónde y cuándo? — dijo en tono frío y duro, escuchó un suspiro del otro lado del teléfono. —Cariño, sé que debes odiarme, pero todo tiene una explicación. —No me digas cariño, porque desde que saliste de la casa de tu madre y me dejaste ahí, dejé de ser algo tuyo. — dijo dolida, en verdad había apreciado a Micah, y al final resultó no ser quién pensaba. —Samy — en cuanto la llamó así le molestó, así solo podía llamarla Matt, sólo él. —No me digas así. —¿Por qué? — preguntó molesto, sabía el porqué, no era idiota. —Micah, ¿dónde y cuándo? — quería salir de él de una vez por todas y poder empezar con Matt sin miedo de nada. —¿Puedes venir ahora? Estoy en el hospital central. — Samantha se quedó ida por un m