La misma tarde Miami Gonzalo Tal vez no tenga derecho a pedirle a Lourdes una oportunidad de entrar en su vida, pero estoy muriendo cada día callando lo que me grita mi corazón, no es hora de ser cobarde, de tener miedo, aunque quede a su merced, porque ella puede hacer lo que quiera conmigo con solo chasquear sus dedos, con una palabra que puede destruir todas mis esperanzas, o puede hacerme el hombre más feliz, más necesito salir de esta agonía, porque es horrible sentir que la mujer que amo es indiferente conmigo, no soy capaz de soportarlo más, sin embargo, cada vez mis dudas se acrecientan más sobre sus sentimientos hacia mí al perderme en sus ojos color miel, que me miran de una forma particular dejándome pendiendo de un hilo, confundido como un idiota al no lograr descifrar lo qu