En un día soleado, el Príncipe Juan de Ardenia se presentó con galantería en el majestuoso castillo de Aldoria. Con un gesto respetuoso, solicitó la presencia de la Princesa Eleonora para acompañarle a un almuerzo familiar en su reino. —Su belleza es conocida en toda la región y mi familia anhela admirar a la futura reina de Ardenia —expresó con una sonrisa cálida. Eleonora, no quería aceptar la solicitud, pero la reina Seraphina autorizó con orgullo, dando inicio a una jornada llena de incomodidades y expectativas para Eleonora. —Cuando mi amado Sebastián sepa que he accedido a sentarme en la mesa de ese príncipe, sentirá que lo he defraudado —confesó a su dama de honor quien elegía un vestido entre la inmensidad de vestuarios—. Consigue un vestido horrendo que no me favorezca. Con sue