El príncipe, tras desahogar sus penas con Eleonora, siente un atisbo de culpa al verla ahora enferma y temblando por la hipotermia. La escena de quienes la rodean, apresurándose para darle calor, le remueve algunos sentimientos que yacen en lo más profundo de su ser. La idea de que sus propias acciones hayan contribuido a su estado le pesa de repente. En medio de la urgencia por aliviar a Eleonora, el príncipe toma una decisión. La culpa se mezcla con un deseo de redención. Mientras observa el esfuerzo por devolverle el calor a su cuerpo, decide que, en cuanto ella se recupere, le dará una sorpresa para alegrarle el corazón. Buscará maneras de expresar su arrepentimiento y de demostrarle que, a pesar de los momentos difíciles, él está allí para apoyarla. La idea de hacer algo esp