—Snif, snif, ¡snif! —estornudo seguidamente el omega. Sacudiendo levemente su cabeza, movió su naricita similar a un conejo y pasó el dorso de su mano suavemente contra su nariz en un intento de aliviar la irritación o picazón. —No creo que estés mejorando, mira tu nariz, sigue algo roja y todavía estornudas —pronunció preocupado el mayor. —Estoy bien Yoosuk hyung —pronunció con una sonrisita, pero su tono de voz fue un poco raro, y el alfa pudo detectar la diferencia enseguida. Yoosuk frunció el ceño y levantó un poco su camisa para olfatearla. En ella todavía persistía un ligero rastro del perfume, posiblemente fuera casi nada pero estaba seguro de que eso era lo que seguía molestaba al menor. Él no quería que el pequeño omega estuviera mal por su culpa, había cierto sentimiento desa