Cubriendo su cuerpo con una fina bata de seda color n***o, se sentó sobre un pequeño banquillo frente a un espejo. Observó su rostro, admirando sus atractivas facciones femeninas y luego su piel en busca de alguna marca. Unos fuertes brazos rodearon su delgado cuello y un rostro apareció también en el reflejo del espejo. Sonrió complacida cuando los labios del contrario comenzaron a besar y succionar su piel. —No me dejes marcas... —ronroneo no muy interesada a decir verdad, inclinando su rostro para darle más espacio a su amante. El alfa a su espalda sonrió arrogante antes de voltear el rostro de la beta, lentamente comenzó a besarla de forma apasionada y algo salvaje. Jadeante, Soomin se alejó para poder obtener oxígeno para sus pulmones. Pequeños gemidos de satisfacción brotaron lib