Manuel ¿Es muy tarde para arrepentirme de ir a la fiesta? Creo que sí, sobre todo cuando las puertas del metro se abren y yo bajo junto con el flujo del resto de la gente que, a pesar de que son casi las diez de la noche, aún me empuja para salir. Admito que para poder llegar hasta acá como una persona normal, común y corriente, tuve que preguntarle a mi primo como llegar sin que me perdiera. Él me explicó con la condición de que lo llevara a la siguiente fiesta, le dije que sí, porque la verdad no quería llegar en taxi haciendo evidente mi falta de calle, digo tampoco puedo ir por la vida diciéndole a todos que Mateu, mi chofer, me traía a todos lados porque nadie más aquí sabe que mi padre es casi dueño de media Ibiza y que yo he tenido uno que otro privilegio al crecer. En fin, aho