Me despierto sintiendo un peso en mi cintura y mis piernas enredadas con, las que supongo, son otras, decido quedarme quieta un momento para ubicar mi entorno, y a los pocos segundos, recuerdo haberme quedado dormida con André luego de hablar un rato, conociéndonos más. - Buenos días – murmura con voz ronca a mis espaldas, por lo que me volteo, consiguiéndome con su pecho desnudo y libre de tinta. - Buenos días – digo un poco más tímida de lo que me he mostrado, o por lo menos estos últimos tiempos, parte de dejar mi vieja yo atrás fue dejar la timidez, pero luego de recordar la noche anterior, se me es imposible no sonrojarme un poco. - Te ves preciosa sonrojada – una sonrisa ladeada nace en sus labios y me ve fijamente, tanto que siento como mi rostro se pone más caliente aun, tomo la