Campos de girasoles. El aire es menos frío, me basta con usar un abrigo de tela delgada que se ajusta con un botón al frente y la vista es hermosa y abierta, sin montañas, solo los campos. Del otro lado se encuentra el castillo. – Es increíble. Alexis acomoda el cabello que se interpone en mi tiara y la acomoda, tiene ese gesto muy comúnmente, siempre está al pendiente de que la tiara esté perfectamente bien colocada – eres más perfeccionista conmigo que con tu ropa, es el mismo abrigo de ayer. – Es cómodo. Si y me gusta. El viento se vuelve más calmado, miro a mi alrededor y veo lo que a juzgar por las ovejas es un matadero – no hay lugares turísticos, ¿cierto? – No a donde vamos – me sonríe y me abraza – pero sé de un sitio donde alquilan balsas, puedes subir y quedarte todo el t