Heinrich pensaba que, también podía provocar a Ms. Harden. Sabía que ella correspondía y aceptaba sus avances. Además, quería averiguar hasta qué punto la distinguida e inalcanzable Hebe Harden lograba resistir las incitaciones de un hombre más joven que ella, que antes había rechazado sin misericordia y sin piedad. Esa ironía de la vida no dejaba de sorprenderlo. Aunque, había sido una estratagema de ella, para que se obsesionara con ella. Quizás, había obsesionado.
Ms. Harden se había sorprendido por la iniciativa del chico, pues no esperaba que lo tomara por la espalda a la vista de tantos. El duro torso de Heinrich se sentía a plenitud. Un hormigueo le recorrió desde las orejas, pasó por su cuello y terminó en sus piernas. Desde que lo había tentado en su habitación, él siempre había
