Heinrich volvió en sí y dejó caer sus manos de la cara de Ms. Harden. El toque suave y agradable aún perduraba en sus palmares. A veces era cegado por su deseo de estar con ella. Se alejó un poco. Ms. Harden, que siempre se mantenía calmada ante las situaciones que enfrentaba en la vida. Siempre se había mantenido imperturbable como un comandante de guerra. Sin embargo, en ese momento su brazo diestro se movió por impulso y lo agarró por la corbata. Ese muchacho también la hacía perder el control y eso era peligroso. Aún no podía darle uno directo. Pero podía optar por otra opción. Ladeó su rostro y estampó sus cincelados y carnosos labios en la mejilla de Heinrich. Su lápiz labial de tono fresa se dibujó como un fino tatuaje, como una marca que decía: Propiedad de Hebe Harden. Heinrich