Noah desde muy pequeño sabía como sería su futuro, todo se encontraba planeado cuidadosamente por sus padres. Querían que su futuro fuera el mejor de todos, querían que su propio hijo demostrara que un Beta podía llegar mucho más lejos que un Omega o un Alfa, claro que para que Noah llegara a esa cima fue entrenado desde pequeño. A él no le importaba, más bien lo hacía con tanta devoción que hasta sus propios padres estaban sorprendidos. Cuando iba a la escuela, sus propios compañeros lo insultaban y lo maltrataban por ser un Beta, y Noah los odiaba. Sentía un profundo odio hacia aquellas personas que pensaban que por ser un Beta no era nadie, que era débil, un cobarde y una basura que no debería de estar en la manada. Entrenaba día y noche bajo la atenta mirada de su padre que lo cuidaba