Sam se encontraba mirando por la ventana como algunos pájaros cantaban a primeras horas de la mañana, no había podido dormir ante la ansiedad de haber tenido a Dominik en su casa. Sus pensamientos en toda la noche lo habían atormentado con que en cualquier momento Dominik destrozaría la puerta y lo torturaría por la culpa de Christa, en ese momento en que pensó en la Omega comenzó a maldecirla constantemente esperando que estuviera sufriendo con la Luna Roja. La idea de escapar había llegado a la mente del Alfa, pero sería muy evidente... Se sentía atrapado y sin saber que hacer, tenía varios planes en su mente, pero todos tenía que ver con la ayuda de sus compañeros en el culto y por los momentos no quería ocurrir a ellos. — Maldita sea... — Soltó aquel insulto mientras lanzaba al suelo