-¿Te sucede algo querida? - cuestionó mi madre durante el desayuno. -No- conteste amargamente. No quería desayunar pero mi madre me encontró charlando con Adam, no tuve más remedio que bajar y tratar de soportar la tortura. -¡Tu rostro se ve terrible! -Vuelve un comentar insistiendo en mi aspecto físico. Al parecer no soy muy buena con el maquillaje o juzga mis ojos con mucho cuidado. -Lo sé- me limito a decir. Continua picando con un tenedor la fruta fresca que esta sobre mi plato. Mi madre no es una persona paciente y tampoco sabe guardar silencio, no pasa mucho tiempo cuando intenta de nuevo una conversación conmigo. -¿Cuando volveremos a Ángelo? - toca un tema sensible ni tengo noticias sobre él, tal vez debería comentarle sobre lo que paso, decepcionarla podría subirme el autoe