Cuando despierto, lo hago por la cegadora luz que entra por la ventana y alumbra de forma maravillosa en mis ojos. Entierro mi rostro en la almohada con un gruñido saliendo de mis labios. Lo último que quiero hacer es levantarme de la suavidad de esta cama.
— Cierra la ventana — le digo a James sin abrir los ojos.
No me hace caso.
— Cierra la ventana, James — repito, esta vez agregando una sacudida a su pierna que me está aplastando en la cintura.
— Ciérrala tú — gruñe, golpeando mi trasero con una suave palmada.
¿En qué momento llegamos a estas confianzas, Thea?
En el momento en que le permitiste tener su rostro entre tus piernas, me dice mi yo racional con una mala mirada.
— ¿Dónde está la caballerosidad? — Pregunto, abriendo los ojos un segundo para ver su rostro adormilado a poc
