Capítulo 29 Observé con curiosidad cada facción de su rostro, necesitaba saber a qué se refería con términos y condiciones, a pesar de que yo estaba intrigada por saber como había aprendido esas habilidades, no podía aceptar cualquier condición que no fuera conveniente. Por lo cual, esperé hasta saber la respuesta de Amets, qué de una forma muy relajada contestó. —Solo quiero tu amistad, es todo—confesó finalmente y no pude evitar arrugar el entrecejo. —¿Qué quieres decir?¿Solo mi amistad?—interpelé desconfiada. Apoyó sus codos sobre la mesa y descansó la barbilla sobre las manos empuñadas, viéndome con sus ojos profundamente oscuros que brillaban como si ocultara algo que yo no podría descubrir jamás, su mente estaba siendo protegida por un tipo de barrera tan poderosa que yo no iba a
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