Había decidido quedarse unos días en Miami, no solo era el compromiso moral de acabar con Beatriz, también tenia algunos deberes con la sociedad. Esa fresca mañana le tocaba visitar un refugio de animales que patrocina su abuelo desde hacía más de 18 años, un ferviente amante de los caninos, el también habia heredado ese interés por el altruismo. Se remango un poco su chaqueta azul, llevaba un look casual, poco habitual en el, debes en cuando no caí mal romper sus propios protocolos. Avanzó hasta la entrada seguido de Lémur, su seguridad de confianza y un asistente, ya una señora algo entrada en edad lo esperaba al parecer haciendo un gran esfuerzo para mantenerse de pie, aumento velocidad para ganar tiempo. Estrecho la mano, fue un cálido recibimiento, recorrió todo el lugar, se aseguro