—Giuseppe.—Fue un susurro leve y tembloroso, lo que pronunció como un resago su boca.
—¡Andando Beatríz!, vístete.—Al decirle eso lanzo la toalla, la vió escandalizado, sus ojos se pusieron colorados, hasta podría jurar que vió un ligero destello rojo fosforescente en estos.—Ponte algo y vámonos.—Le volvió a ordenar con voz más abusada.
—Necesito ir al vestidor, ni modo que me vaya en bikini, recuerda que más de uno desea robarme.—Fue una provocación, las chicas estaban a la expectativa, algunos hombres presentes aún fijando sus ojos en su figura, no podia negar sus genes latinos. Guiseppe miro a su alrededor y fue consciente de que decía la verdad.
—¡Demonios!, olvida eso Beatríz, ponte el pareo, te cambias en el auto.— No quiso llevarle la contraria, el pareo era bastante discreto. An
