Nunca había sido una cobarde tampoco se estrenaría en esa nueva faceta en ese momento y menos con aquel hombre, se quedó plantada frente a el, como si desafiará todo lo que él representa aún que se sintiera ser atravesada en el mismo corazón, por sus ojos oscuros como noche despoblada de luna y estrellas, el rompió el hielo luego de permanecer varios minutos en absoluto silencio. — Acaso no me piensa contestar, ahora se ha convertido en una cobarde.—Pronuncio de manera despectiva con gesto de provocación, se motivo hablar. — Sabe perfectamente quien soy, si fuera Ileana como usted sugiere, no hubiera entrado a mi casa como un vulgar ladrón a invadir mi espacio privado. — Tienes agallas gata, eso esta bien, pero no conmigo, prefiero las mujeres que se saben comportar como tal.—Se levantó