Capítulo 3: ¿Este es mi primo?

1259 Words
•Narra Roswell Marck• Compre un helado para cada uno, incluso obligue a Jair con la mirada para que también me lo recibiera y comenzamos a comer dentro del auto, porque pude intuir que al parecer la mujer tenía miedo de salir. Entonces decido voltearme para interactuar un poco. —¿Está delicioso, verdad? – me dirijo al niño. —Si… —él se muestra tímido. —¿Cómo te llamas? —le pregunto mientras doy un mordisco a mi helado de chocolate. —Me llamo Matías —me responde con vos retraída. —¿Y tu mami y tu hermana? —él las observa y regresa su mirada en mí. —Mi mami se llama Marta y mi hermanita se llama Cloe. «Marta… hermoso nombre» pienso dentro de mí. Yo la fijo y ella me da una leve sonrisa. —Mucho gusto, Matías, mucho gusto, Marta, y mucho gusto pequeña Cloe. —el pequeño parece sentirse más cómodo conmigo, creo que di grandes pasos hacia él. Una vez que terminamos, nos dirigimos a la Mansión, ellos estaban asombrados viendo el lugar desde la ventana. Jair sale del auto y me abre la puerta, entonces lo detengo en abrir la puerta de ellos. —Lo quiero hacer yo mismo. —le digo. —Madame, caballero —les invito a salir con el gesto. Los dos salen juntos entrelazados de manos, sus ojos brillan por lo que ven y no cierran la boca por unos segundos. —¡Wao! Señor, ¿Usted vive en este palacio? —yo río un poco. —Sí. Soy el príncipe de mi propio castillo —adhiero. —Es hermoso. —Marta lo fija y refleja calma al constatar de que su hijo, está ya tranquilo y no se ve, ni asustado ni tembloroso como hace unas horas. —Señores… —nos dirige Jair para ingresar. Ellos se adelantan observando el lugar y Jair acercándose a mí, me susurra. —¿Señor, está seguro de lo que hace? Usted nunca ha traído a nadie desconocido aquí. —Yo asiento, afirmando su pregunta. —Necesitan de mi ayuda y no los pienso abandonar. —Usted no suele hacer esto… ¿Por qué ahor… —Basta de preguntas Jair —lo interrumpo con mi mano —solo obedece lo que te digo. Quiero que llames a Valeria para que traiga vestimentas para ellos, diles a las mucamas que organicen dos habitaciones, uno para ella y la otra para los niños, dirige que consigan una cuna para la bebe y algunos juguetes para el niño. —Señor… ¿No cree que sea demasiado? —yo lo fulmino y él agacha la mirada —perdón, lo hare de inmediato. —Gracias Jair, quiero que pasen buenos momentos en su estadía aquí. —él asiente y se retira. °Narra Frederick Marck° Hoy salgo del trabajo temprano, observo mi reloj y es medio día. — Que tenga un buen día Abogado Marck —yo asiento mientras paso con mi maletín por el lado de mi secretaria. — Gracias, igualmente Lucy. Salgo de mi oficina y me dirijo a la mansión. Es soleado y el calor se siente muy potente, imagino que debido a ello mi primo también ya habrá llegado a casa, usualmente en esta temporada odia estar mucho en las calles. Él y yo somos como hermanos, lo respeto demasiado. Nosotros crecimos juntos desde muy pequeños, mi padre con su padre son hermanos por ello llevamos el mismo apellido. Hemos vivido en la mansión juntos desde que nacimos, nuestras familias nunca se mudaron de aquí, eran algo tradicionales. Roswell y yo, nos diferenciamos en edades solo por 4 años y por ser hijos únicos nos cogimos mucho apego como hermanos. No pienso en irme de aquí al menos hasta que me case o Roswell lo haga, mi arrogante primo ha estado conmigo en los malos y buenos momentos, entonces también yo, mientras pueda haré lo mismo. Nosotros dos somos los únicos que preservamos el apellido de nuestra familia. No queda nadie más, nuestros padres al envejecer fallecieron como la ley de la vida lo predestina a todos. Cuando falleció mi tío Ethan(su padre) no le pareció afectar tanto, es una larga historia que él afrontó con su familia. Digamos que mi tío no fue un buen hombre, así que mi primo lo odió hasta sus últimos días de vida. Después de ello, él heredó la cadena de “Casas de modas Marck” que se dedica a la venta de artículos de cuero y relojes altamente finos. A él le gustaba ese rubro, en cambio a mí no, yo decidí dirigir mi propio camino. La abogacía siempre ha sido mi sueño por eso escogí seguir esa rama sin importar nada. En fin de cuentas sabía que la empresa estaría bien en sus manos. Roswell y yo, tuvimos un tiempo de gloria, sin embargo, todo eso acabó 10 años atrás, en aquel tiempo en la cual él y su prometida tuvieron un accidente mientras practicábamos alpinismo. Los tres éramos muy activos deportivamente y siempre nos gustaba divertirnos, haciendo surf, paracaidismo, parapente, rápel, etc. Estábamos jóvenes y queríamos intentar de todo un poco. No obstante, aquel día en nuestro trayecto por el “Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido - Pirineo Aragones”, algo no saldría bien, las cuerdas que sostenía a Roswell y Alexandra en una de las rutas empinadas, se rompieron cayendo así al vacío. Roswell tuvo suerte, cayo en una roca que por suerte detuvo su caída que hubiera sido fatal, pero Alexandra no corrió con esa suerte, ella falleció al instante al caer varios metros más hacia abajo. Roswell sé salvo por un poco, pero quedo gravemente herido, tuvo varias fracturas que con el tiempo se fue recuperando, pero la de su tobillo fue la más grave por la cual ya no tuvo solución, era una lesión muy seria en la que tuvieron que implantarle placas de acero. Desde entonces él ha tratado de vivir lo mejor que puede, aunque se volvió algo frío, distante y nada amigable. Se comenzó a vestir totalmente elegante como en la antigüedad, aunque no se puede negar que esta de moda, pero de todos modos llama mucho la atención, incluyéndole el bastón que siempre le hace compañía. Llego a la mansión y veo el auto de Roswell irse con Jair nuestro Mayordomo. Hago mi ingreso tranquilamente y me doy con la sorpresa que hay nuevos huéspedes. Eso me sorprende mucho, ya que mi primo no suele traer personas a la casa ni es tan amigable que digamos. Me sigo acercando y veo una mujer con vestimenta Humilde, cargando en brazos a una bebé y a su lado hay un niño, por lo que saco en conclusión que es su hijo. —Buenos días—me hago relucir y ellos voltean asustados. Pero me quedo lelo al ver tan hermosa mujer frente a mis ojos, ella no está nada maquillada, pero su rostro natural es encantador, su cabellera n***o azabache es espectacular y sus ojos color miel, con ese rubor en sus mejillas son hipnotizantes. —Buenos días Frederick—la voz de mi primo me despierta de mi raciocinio. Él aparece caminando a paso lento desde la otra parte de la sala. —quiero presentarte a Marta, a Cloe y su hijo Matías. Serán nuestros nuevos huéspedes por un par de semanas. Yo me quedo sin palabras, «¿Este es mi primo?» me sorprendo a su inesperado cambio de gentileza.
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