NARRA ÁNGEL —¡Lo sabía! — me permití gritar besando el rostro de Clara. Me puse de pie y caminé al otro lado de la camilla. Para besar a mi pequeña, mi hija, mi Ariana, mía. La tomé en brazos con cuidado para llenarla de besos. Me siento a un lado de Clara y ambos observamos a nuestra hija, nuestra. Le agradezco a mis abuelos haber mencionado lo de la prueba. Es increíble el enorme alivio que siento en este momento. Un peso que no sabía que tenía sobre mis hombros y que no me hubiera importado cargarlo con tal de hacer felices a mis chicas. —Hola Ari, mira como has vuelto loco a tu papá. Él es tu papá mi amor. — dice Clara acariciando la mejilla de nuestra hija y como si este momento no se pudiera hacer más mágico Ari sonrió y mi corazón palpitó de emoción, de orgullo y dicha porque mi
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