Se sentía un tonto, no podía entender como su fuerza de voluntad no lo dejaba irse del hospital. Derek tuvo que regresar, fue directamente a la habitación donde se encontraba Zamira. Abre la puerta sin tocar, no era muy educado que digamos delante de ella. —Ahora estarás muy contento Derek, posiblemente pierda a mi hijo— Le dice Zamira sintiendo decepción hacia él. —Nunca fue mi intención que eso pasara, jamás atentaría con la vida de un inocente— Le deja en claro. Derek muestra su seriedad en el asunto, definitivamente, jamás pondría en riesgo la vida de un bebé. —Eres un ser tan despreciable que podría pensar que eres capaz de eso y más— Le dice una vez más. —No es momento de discutir; lo mejor sería que se calmen, deben unirse por su hijo— Le reclama Juliana. Juliana sale de la