Capítulo XVII A las once de la mañana del miércoles 24 de mayo de 1967, el general de división jubilado Amedeo Ronzi di Valfenera estaba sentado frente a la mesa del comisario Moreno, que, siguiendo las instrucciones, lo había recibido con respeto y cordialidad, no solo por ser una personalidad, aunque jubilada, sino para que se sintiera cómodo y así hacer que bajara sus defensas psicológicas, que, como cualquier convocado a la comisaría, sin duda había levantado antes de llegar. Vittorio, por el momento, no estaba en el despacho de su subordinado, lo que formaba parte de su plan. El general habló primero: —Doctor Moreno, ¿puedo preguntarle por qué me ha pedido venir? La llamada telefónica no estaba clara, usted me dijo que era para hacer unas comprobaciones sobre un homicidio sin quere