Capítulo XI

1034 Words

Capítulo XI Cinco tardes después se oyeron gritos femeninos que atravesaban la pared entre los conocidos pisos adyacentes. Vittorio estaba en la mesa con Carmen, tomando el postre. Ante esos gritos siniestramente lúgubres, ella abrió la boca y miró a Vittorio. —No sé —le dijo mi amigo. Este se levantó de la silla, anduvo hasta la pared y pegó la oreja. Oyó el final de una frase espeluznante: —… está muerto, ¡aplastado! ¡Por una prensa! ¡Muerto! ¿Entiendes que ya no está? ¡Tú sigues aquí, bandido, y ese ángel ya no está! ¿Por qué tú sí y él no? ¡Le hiciste irse, asqueroso, con tus mentiras sobre la tienda! ¡Si hubiera estado aquí, no habría muerto! ¡Lo han aplastado como a un gusano! ¡Con lo bueno que era! ¡Ha perdido la cabeza! ¡Tu hermano! ¿Lo entiendes? —Mamá, mamá, calma, espera,

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD