Capítulo IX Los empleados de la tienda Trastulli estaban colocados de pie en el pasillo de nuestra sección delante del despacho de Moreno. El tiempo pasaba y el doctor Moreno se hacía esperar. En realidad, el subcomisario ya estaba en su despacho, pero dedicado a otra investigación, una herida muy grave a una anciana atracada, tirada al suelo y arrastrada varios metros por dos delincuentes en una motocicleta. Finalmente, a las ocho y doce minutos, el funcionario pasó el expediente a su ayudante Sordi: —Ya he visto todo. Haz lo que dijimos. El subbrigada, tomando en su mano la carpeta, pensó que estaba bien recordarle: —Perdone, doctor, están fuera los cuatro convocado para las siete y media. —Uh… ya. Hazlos entrar de uno en uno en orden alfabético… No, espera, ¿dónde están sus nombr