Capítulo 10

1318 Words
Está más que claro que la atracción que siento por Anthea se hace más y más fuerte, una muestra de ello era lo que habia ocurrido aquella misma mañana y ahora aquí en mi departamento viéndola escribir en su cuaderno las observaciones de nuestro experimento, la hacia ver aún más atractiva para mí. Desde que los dioses son dioses y los mortales, mortales, la expresión “la fruta prohibida, es siempre la más apetecida” ha existido y es una de las pocas grandes verdades que él ser humano ha dicho, y NO es que alguien le hubiese puesto una etiqueta de "PROHIBIDO” a Anthea, si alguien lo había hecho, ese era yo. — Eros, ¿podrías dejar de mirarme? me pones nerviosa — dice de repente — Lo siento, es solo que tú expresión es realmente interesante cuando estás concentrada — digo intentando darle una explicación a mi persistencia al mirarla. — Bueno, si tú lo dices — dice encogiendose de hombros y regresando la vista a su folder de investigación. — No lo digo, deberías verte — digo regresando a escribir mis observaciones. La verdad Anthea supone un reto, sobre todo sabiendo lo que ya sabía, el hecho de que ella y Psique compartieran cuerpos no hacía mi tarea de separar dos existencias completamente distintas una de la otra, puesto que ahora parecían ser una sola. — A veces, solo a veces Eros, pareces un chico simple y de pequeños detalles, pero recuerdo cómo eres y se me pasa el encanto — dice sin levantar la vista de su folder No sé si ofenderme con su comentario pero honestamente sé que ella tiene razón, estoy tan aterrado de volver a ser herido y lo peor por la misma persona, aunque en realidad sería dos veces herido porque de algún modo quien me atrajo primero fue Anthea está vez, que Psique viva en ella solo es un plus, pero es ella misma. — Hmmm, bueno supongo que es una parte de todo lo que soy — digo intentando excusarme Ella suelta una risilla — Si las excusas lo solucionaran todo, yo no tendría que preocuparme por mis hermanos — dice y se encoge de hombros. — Podrías hacerlo, después de todo no son tu responsabilidad — digo y está vez si levanta su rostro y ne encara. — Cierto, no lo son, pero el amor, el amor, Eros, NO es una responsabilidad, es una decisión, y yo los amo, así que decidí cuidarlos — dice con una suave sonrisa. Supongo que sus palabras son ciertas, durante mucho tiempo pensé que porque amaba a Psique y a mi hija, mi responsabilidad era el protegerlas, pero ni siquiera tome en cuenta sus sentimientos, me centré en no quedarme solo en la eternidad, convirtiendo mi amor en egoísmo y terminé haciéndome daño a mi mismo. — ¿Crees que el amor pueda durar eternamente? — pregunto de repente — Eros, cuando el amor es verdadero, NO es como un enlatado que dura mucho tiempo almacenado y que tiene una fecha de caducidad, NO, cuando el amor es verdadero, durará hasta que tú decidas que lo haga — dice — en fin, no nos distraigamos más y continuemos — añade. [...] — Aaaaaah, finalmente hemos terminado — dice Anthea estirándose en su asiento — ¿Te gustaría comer algo? — pregunto y ella mira la hora su reloj — Oh por Dios — dice preocupada comenzando a levantarse de la silla, pero vuelva a sentarse cuando se percata de algo — cierto hoy es viernes, tienen maratón de películas con Tiana — dice y se relaja de nuevo. La miro y ella me mira, los bucles de su cabello comienzan a moverse y su piel comienza a sonrojarse. «Joder, no otra vez no» Cálmate Eros, cálmate Sacudo mi cabeza llamando a mis sentidos, la miro a los ojos y repito mi pregunta firmemente. — ¿Quieres comer algo? — reitero y de pronto ella vuelve a su estado normal — Si, por favor — dice y saca un cuaderno de pasta dura su mochila, y comienza a escribir en el. Me voy a la cocina y preparo varias cosas pasabocas, sandwiches, galletas con leche, y hasta algunos waffles con helado. Nunca se sabe que le gusta a una mujer, todas son un mundo, algunas son tan complicadas como una entera galaxia y otras tan sencillas como el mismo sistema solar, en fin, el caso es que todas pueden ser simples si solo no preguntas y les das a elegir. Llevo todo a la mesa y me siento, aclaro mi garganta llamando la atención de Anthea, quien observa maravillada lo que hay en la mesa. — Wow, Eros, ¿hiciste todo esto tú solo? — pregunta — Si, así es — respondo, de pronto su mirada se torna avergonzada — Lo siento Eros, debí haber ido a ayudarte, pero me entretuve con esto — dice señalando su libro. — No te preocupes, te veías tan cómoda que no quise molestarte, además no me incómoda cuidar de mis visitas — digo Ella eleva una ceja y niega — Eso supongo, después de todo eres un gran anfitrión — dice y siento algo de enojo y celos en sus palabras. Comienzo a reírme ante su infantil reacción, cuando finalmente me calmo — Eres la primera chica que traigo hasta mi departamento — digo — Muy pocas veces cocino para alguien — añado — Lo siento, Eros, yo, no quise — intenta disculparse, pero sé que ha visto esa parte de mí que la hace desconfiar. — No te preocupes, está bien — digo y le señalo la comida — come algo — añado y comienzo a tomar de todo un poco para ponerlo en mi plato. Anthea toma waffles y un par de sandwiches dulces, sus caras al degustar cada plato, generan una respuesta en mis pantalones, de verdad tenía que hacer algo con esto o iba a terminar haciendo más mal que bien. — Anthea, sabes no te lo he dicho pero en unos días tendré que viajar, sabes y Cupido el chico del club de Cupido vendrá al mismo sitio al que voy — digo y ella abre sus ojos sorprendida. — ¿Qué? ¿Conoces a Cupido? — pregunta emocionada pero luego parece recordar algo — Oh, si tiene sentido que lo conozcas sino por qué nos habríamos quedado en la sala de su club — dice inclinando la mirada con los pómulos rosados. Paso una mano por mis risados cabellos intentando calmar mi deseo. — Si, bueno puedes decir que nos conocemos desde muy pequeños, pero NO somos muy unidos, ya sabes soy muy diferente a eso del amor romántico y todo eso — digo Ella sonríe — Parece que después de todo, nuestros padres nos conocen a todos muy bien desde antes de nacer — dice y — Bueno, que tengan buen viaje, podrías decirme hoy que es en unos días pero podría no poder volver a verte después — añade, su cabello se suelta y mi corazón late con fuerza contra mi pecho, se levanta de su asiento y se acerca a mí. Se sienta en mi regazo cómodamente y susurra a mi oído — Si ves a Cupido, dile que le quiero y que tenga un buen viaje — dice y deja un beso en mi mejilla. De pronto el efecto comienza a desvanecerse y ella regresa a su asiento, vuelve a sonreír — Que tengas un buen viaje Eros — dice luciendo tan cómoda como antes de sentarse en mi regazo, su cabello está nuevamente en los bucles altos y su piel está solo suavemente sonrojada y su aroma persistente en el aire. «Oh NO, parece que esta noche tendré que darme na ducha helada» pienso sintiendo mi polla apunto de reventar. Joder, NO soy así de débil, pero ella es la causante de esto.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD