|POV SAMANTA| Minutos después atravesaba las puertas del hotel en el que días antes había estado con Darío, los nervios y la preocupación ayudaban a mis pies a avanzar, de nuevo estaba ebrio, pero ¿Qué rayos estaba pasando? Las preguntas se me agolpaban en la cabeza, pero ninguna podía tener respuesta. Me dirigí directamente al bar y justo en la barra lo vi descansando, parecía incluso más perdido que la última vez, me acerqué corriendo a él. — No se preocupe, señorita, solamente está dormido — me dijo el barman, mientras me extendía el celular de Darío, supuse que fue con él con quien había hablado hacia un rato. — Entiendo, gracias. — Le hemos dado un sal de uvas, seguramente se sienta mejor después de descansar. Yo solo asentí y pedí que me ayudaran a llevarlo a la habita